pero mire un poco
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Pero vean qué manera de yacer
este cadáver de J.O.G.
La cosa parece de veras decisiva
y pueden creerle por esta vez.
Yo lo conocí bien, puedo decirlo;
este sujeto tenía una manera extraña
de enfrentar el mundo y sus calamidades:
hablaba todo el tiempo de eso.
Cuando vio que la muerte estaba encima
la barba crecida se le puso verde
y ya no habló. Buscó en el fondo
remoto de los años
alguna fe que lograra apuntalar
los escombros finales,
un ensayo ilusorio
de una cierta existencia con sentido.
Pero entendió que el mundo
sólo había esperado un cadáver, no un poema.
El amor, sin embargo,
había tenido mucha importancia en su vida,
de manera que, créanme,
valía tanto como cualquiera de nosotros.
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