recuerdos

 

 

Estábamos charlando

y callamos de repente.

Había aparecido en la terraza una muchacha

¡qué belleza!,

demasiado bella

como para nuestra tranquila estancia allí.

Bárbara miró apresurada a su marido,

Cristina puso la mano instintivamente

sobre la mano de Zbysek.

Yo pensé: te llamo,

por ahora –te diré- no vengas,

acaban de anunciar varios días de lluvia.

Sólo Agnieszka, viuda,

saludo a la bella con una sonrisa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

WISLAWA SZYMBORSKA

INSTANTE

 2002

TRADUCCIÓN DE GERARDO BELTRÁN

Y ABEL MURCIA SORIANO

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

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