o guardador de rebanhos

 

 

 

 

 

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La espantosa realidad de las cosas

es mi descubrimiento de cada día.

Cada cosa es lo que es,

y es difícil explicar a alguien cuánto eso me alegra.

Y cuánto eso me basta.

 

Basta existir para serse completo.

 

He escrito bastantes poemas.

He de escribir muchos más, naturalmente.

Cada poema me lo dice,

y todos mis poemas son diferentes

porque cada cosa que hay es una manera de decirlo.

 

A veces me pongo a mirar una piedra.

No me pongo a pensar si siente.

No me pierdo llamándola hermana mía.

Pero me gusta porque es una piedra,

me gusta porque no siente nada,

me gusta porque no tiene parentesco ninguno

conmigo.

 

Otras veces oigo pasar el viento

y creo que sólo para oír pasar el viento vale la pena

haber nacido.

 

No sé lo que los demás pensaran leyendo esto;

pero creo que debe estar bien porque lo pienso sin

esfuerzo,

y sin idea de otras personas que me oigan pensar;

porque lo pienso sin pensamientos,

porque lo digo como mis palabras lo dicen.

 

Me llamaron una vez poeta materialista,

y me admiré, porque no juzgaba

que pudiera llamárseme cualquier cosa.

Yo ni siquiera soy poeta: veo.

Si lo que escribo tiene valor, no soy yo quien lo tengo:

el valor está ahí, en mis versos.

Todo esto es absolutamente independiente de mi

voluntad.

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A espantosa realidade das coisas

É a minha descoberta de todos dias.

Cada coisa é o que é,

E é difícil explicar a alguém quanto isso me alegra.

E quanto isso me basta.

 

Basta existir para se ser completo.

 

Tenho escrito bastantes poemas.

Hei de escrever muitos mais, naturalmente.

Cada poema meu diz isto,

E todos os meus poemas sao diferentes,

Porque cada coisa que há é urna maneira de dizer isto.

 

Às vezes ponho-me a olhar para urna pedra.

Nao me ponho a pensar se ela sente.

Nao me perco a chamar-Ihe minha irma.

Mas gosto dela por ela ser urna pedra,

Gosto dela porque ela nao sente nada,

Gosto dela porque ela nao tem parentesco nenhum

comigo.

 

Outras vezes oiço passar o vento,

E acho que só para ouvir passar o vento vale a pena

ter nascido.

 

Eu nao sei o que é que os outros pensaran lendo isto;

Mas acho que isto deve estar bem porque o penso sem

esforço,

Nem ideia de outras pessoas a ouvir-me pensar;

Porque o penso sem pensamentos,

Porque o digo como as minhas palavras o dizem.

 

Urna vez chamaram-me poeta materialista,

E eu admirei-me, porque nao julgava

Que se me pudesse chamar qualquer coisa.

Eu nem sequer sou poeta: vejo.

Se o que escrevo tem valor, nao sou eu que o tenho:

O valor está ali, nos seus versos.

Tudo isso é absolutamente independente da minha

vontade.

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POEMAS DE ALBERTO CAEIRO

VOLUMEN CV DE LA COLECCION VISOR DE POESIA

Versión e introducción de PABLO DEL BARCO

VISOR MADRID 1984

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

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