el mundo no se acaba charles simic poemas en prosa
My father loved the strange books of André Breton.
He’d raise the wine glass and toast those far-off
evenings «when butterflies formed a single uncut ribbon.»
Or we’d go out for a piss in the back alley and he’d say:
«Here are some binoculars for blindfolded eyes.»
We lived in a rundown tenement that smelled of old people
and their pets.
«Hovering on the edge of the abyss, permeated with
the perfume of the forbidden,» we’d take turns cutting the
smoked sausage on the table. «I love America,» he’d tell us.
We were going to make a million dollars manufacturing objects
we had seen in dreams that night.
Mi padre amaba los extraños libros de André Breton.
Solía alzar su copa de vino y brindar por aquellas remotas
veladas en las que “las mariposas formaban una larga cinta
continua”.
O salíamos a mear al callejón de atrás y decía: “He aquí
unos prismáticos para ojos vendados”.
Vivíamos en un edificio ruinoso que olía a casa de viejos
con mascota.
“Flotando al borde del abismo, impregnados del
perfume de lo prohibido”, nos turnábamos para cortar la salchicha
ahumada bajo la mesa. “Me encanta América”, nos decía.
Íbamos a ganar un millón de dólares fabricando objetos que
habíamos visto en sueños aquella noche.
Charles Simic
El mundo no se acaba
Ed. Vaso Roto
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