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los perros
románticos
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La pesadilla empieza por allí, en ese punto.
Más allá, arriba y abajo, todo es parte de la
pesadilla. No metas tu mano en ese jarrón. No
metas tu mano en ese florero del infierno. Allí
empieza la pesadilla y todo cuanto desde allí
hagas crecerá sobre tu espalda como una joroba.
No te acerques, no rondes ese punto equívoco.
Aunque veas florecer los labios de tu verdadero
amor, aunque veas florecer unos párpados que
quisieras olvidar o recobrar. No te acerques.
No des vueltas alrededor de ese equívoco. No
muevas los dedos. Créeme. Allí sólo crece
la pesadilla.
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roberto bolaño
los perros románticos
crepúsculos
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