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locos
Yo dije que habíamos estado locos
el uno por el otro, pero tal vez mi ex y yo no estábamos
locos uno por el otro. Tal vez estábamos
cuerdos uno por el otro, como si nuestro deseo
no fuera ni siquiera personal–
era personal, pero eso apenas importaba, porque
parecía no haber ninguna otra mujer
ni hombre en el mundo. Quizá fue
un matrimonio arreglado, el aire y el agua
y la tierra nos habían concebido juntos – y el fuego,
un fuego de placer como una violencia
de ternura. Entrar juntos en esas bóvedas, como una
pareja solemne o jocosa con pasos
formales o con el pelo revuelto y a los gritos, se pareció a
los caminos de la tierra y la luna,
inevitables, e incluso, de algún modo,
tímidos– encerrados en una timidez juntos,
en igualdad de condiciones. Pero quizá yo
estaba loca por él – es verdad que veía
esa luz alrededor de su cabeza cuando yo llegaba tarde
a un restorán – oh por Dios,
estaba extasiada con él. Mientras tanto los planetas
se orbitaban los unos a los otros, la mañana y la noche
llegaban. Y quizá lo que él sintió por mí
fue incondicional, temporal,
afecto y conanza, sin romance,
pero con cariño – con cariño mortal. No hubo
tragedia, para nosotros, hubo
una comedia cautivante y terrible
revelada de a poco. Qué precisión se hubiera necesitado,
para que los cuerpos volaran a toda velocidad por
el cielo tanto tiempo sin lastimarse el uno al otro.
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crazy
I’ve said that he and I had been crazy
for each other, but maybe my ex and I were not
crazy for each other. Maybe we
were sane for each other, as if our desire
was almost not even personal—
it was personal, but that hardly mattered, since there
seemed to be no other woman
or man in the world. Maybe it was
an arranged marriage, air and water and
earth had planned us for each other—and re,
a re of pleasure like a violence
of kindness. To enter those vaults together, like a
solemn or laughing couple in formal
step or writhing hair and cry, seemed to
me like the earth’s and moon’s paths,
inevitable, and even, in a way,
shy—enclosed in a shyness together,
equal in it. But maybe I
was crazy about him—it is true that I saw
that light around his head when I’d arrive second
at a restaurant—oh for God’s sake,
I was besotted with him. Meanwhile the planets
orbited each other, the morning and the evening
came. And maybe what he had for me
was unconditional, temporary
affection and trust, without romance,
though with fondness—with mortal fondness. There was no
tragedy, for us, there was
the slow–revealed comedy
of ideal and error. What precision of action
it had taken, for the bodies to hurtle through
the sky for so long without harming each other.
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Salto del Ciervo, 2012
Sharon Olds
Traducción de Natalia Leiderman y Patricio Foglia
Stag’s Leap, 2012
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