Francisco de Quevedo

prosa satírica

penguin Clásicos

 

 

 

PREMÁTICAS

 

Seis meses después de dada esta nuestra carta y cédula, no usen ni puedan usar de los vocablos y modos de decir

que por esta se les veda; y haciendo lo contrario se les agravarán y darán las penas merecidas.

Y ninguno crea que por gracia ni curiosidad nos hemos puesto en semejante trabajo, que no es sino lástima de que

no se conozca ya ni diferencie el ciudadano del rústico, ni el necio del discreto, por haber pasado el malo y ordinario

lenguaje de unos a otros con intenciones supersticiosas.

 

Primeramente se quitan todos los refranes y se manda que ni en secreto ni en palabra se aleguen por gran necesidad

que haya de alegarse.

 

Quítanse las significaciones de las colores, que son muy enfadosas y no hay para qué gasten sus dineros en vestir

verde o leonado para así mostrar que están con esperanza, cautivos y congojados, que mucho mejor hablarán ellos,

por mal que hablen, que sus vestidos.

 

En los poetas hay mucho que reformar, y lo mejor fuera quitarlos del todo; mas porque nos quede de quien hacer burla

se dispensa con ellos, de suerte que gastados los que hay no haya más poetillas.

Y quedan con este concierto: que de aquí adelante no finjan ríos sus ojos, porque no somos servidos de beber lagañas

ni agua de cataratas; cada uno llore en su casa si tiene qué y muera de su muerte natural sin echar la culpa a su dama,

que hay a veces más muertes en una copla que hay en año de peste y después de habernos cansado viven mil años

más que por quien morían.

Quitamos más: que no traten del carro de Apolo, la Aurora, Filomena, la Parca, Venus, Cupido, ni se quejen de cabellos,

ojos, boca de su dama, ni digan «Ablanda ese pecho endurecido», que si es enfermedad y le tiene áspero, por eso se

permiten médicos y cirujanos que remedien ese mal.

 

A los predicadores pedimos que se enmienden en pedirnos atención, dar palmadas, hablar con sonete, ni decir «Acuérdome

que he leído», que se suelen acordar a tiempo que es hora de comer más que de averiguar memorias. «Dice Dios, y dice bien»

se les quita, porque ya sabemos que Dios no puede errar.

 

Quítanse por nuestra premática los modos de decir siguientes: 

[ezcol_1third]          

 

 

Los dares y tomares;

lo que mis fuerzas alcanzaren;

en realidad de verdad;

ofrecer el alma en sacrificio;

serviré con muchas veras;

mi corta ventura;

una vez de agua;

a raíz del estómago;

a boca de noche;

de las tejas abajo;

de las tejas arriba;

a banderas desplegadas;

ni en burlas ni en veras;

la presente es para hacer saber;

la de vuesa merced recibí;

vuesa merced me la haga;

ea, ¿mándame algo?;

el día de marras;

el estado de las cosas;

unos negozuelos;

unas tercianillas; 

pelitos al mar;

vaya el diablo para puto;  

tan amigos como de antes;

diré lo que no querrá oír;

dar una puñada en el cielo;  

el buey volar;

preguntar por Mahoma en Granada;

como volar;

como si nunca fuera;

eso y lo otro;

Fulano y Zutano;

una por una;

el mormullo;

la canalla;

el hilo de la gente;

la gente bajuna;

de cuando en cuando;

y tan y mientras;

el colodrillo;

haberle dado del pie;

dar de mano a las cosas;

tomar negocios a pechos;

el hincapié;

echar el pie adelante;

la torre de Babilonia;

la de Mazagatos;

la destruición de Troya;

la obra de la Iglesia Mayor;

las uvas de mi majuelo;

la viña vendimiada;

más que comer solimán;

éntrome acá, que llueve;

no es buñuelo de freír;

hogaño es buen año;

no tarda si llega;

buenos son mis deseos

y dellos está lleno el infierno;

la gallardía;

el pundonor;

hombre de chapa;  

ojos que tal ven;

oídos que tal oyen;

oirannos los sordos;

el descalzar de risa;

la fantasía;

no hay más Flandes;

ni más que ver ni oír;

hasta ahí pudo llegar;

deshízose como sal en el agua;

tiene los oídos dados a adobar;

hasta el regatón;

ultra desto;

con esta letura;

negocio liso;

cosa llana;

redonda como una redoma;

la hoja en el árbol;

dos cuerpos y un alma;

por curso de tiempo;

en gustos no hay disputa;

por punta de lanza;

los hierros de Santo Domingo;

el herrojo de las cuevas;

la toca de la hermandad;

desta agua no beberé;

santa de Pajares;

ollas de Egipto;

los llamados y escogidos;

pueblos en Francia;

la dama de paramento;

en manos está el pandero;

perrillo de muchas bodas;

amor tronquero;

Maricastaña;

Perico en la horca;

el Rey que rabió;

cuando más y mucho;

las Quinientas de Juan de Mena;

la honra y vergüenza;

honra y provecho no caben en un saco;

manta mojada;

agua y lana;

todo es agua de cerrajas;

no vale sus orejas llenas de agua;

no sabe lo que se pesca;

vale a peso de oro;

tañida la campana;

el tiempo doy por testigo;

hombre medio mujer;

la más cuerda de lana;

quien ni se oyese ni viese;

beber con guindas;

lindo pico;

tiene garabato;

y un no sé qué;

túvome por los cabellos;

pertinaz;

nació en las malvas;

habló por boca de ganso;

y soy Marimarica; l

a piedra en el rollo;

mis puntas y collar;

su tiempo hace;

las pajaritas que vuelan;

satírico;

diabólico;

como a los pies del confesor;

es predicar en desierto;

dar voces a el aire;

con la de Calaínos;

buenos días y noches;

para puto si fueran piñas;

oxe, polla;

el abolengo;

espetativas;

émulos;

las tres mil leyes;

a las mil maravillas;

para un sábado bien

se pueden comer;

ver por brújula;

el portador desta;

la capa en el hombro;

juega el sol antes que sale;

no sabe lo que se tiene;

es un Alejandre;

un maremágnum;

esto peronia;

es como una dama;

es como unas nueces;

punto en boca;

callar como en misa;

la sangre de los brazos;

hacer de tripas corazón;

orejas de mercader;

dar con la carga en tierra;

más sabe que las culebras;

allá voy y no hago mengua;

a Roma por todo;

el pago que da el mundo;

escarmentar en cabeza ajena;

el corazón me quiebra;

la soga a la garganta;

tiéneme hasta aquí

(señalando la boca);

no le debo ni aun esto

(tocando un diente con la uña);

romper con todo;

la barba sobre el hombro;

la vida airada;

hasta matar candelas;

hacer la buz;

mojar la boca;

el postrer bocado;

no pega sus ojos;

no se desayuna;

a sabor de su paladar;

ni péname el amor;

sáquelo por conjectura;

ya tiene cuyo;

no hay que fiar;

bien puede fiar;

puertas al campo;

quien no parece perece;

mátalas callando;

por sí o por no;

tarde o temprano;

estoy como si me hubiesen

dado de palos;

tomar la mañana;

al reír del alba;

fresca como una lechuga;

no hay más mal en él que

en casa caída;

a regañadientes;

a las que sabes mueras;

es un pelón;

parla como papagayo;

es paloma sin hiel;

pelarse las cejas;

hace hablar una vigüela;

las verdades amargan;

hace torres de viento;

sacaré vientre de mal año;

darse un buen verde;

aunque me voy, acá quedo;

si se muriere, enterralle;

Dios le guarde hasta

el sábado en la tarde;

partir un cabello;

no le echarán dado falso;

quien tal hace que tal pague;

pagar en la mesma moneda;

debajo de la capa del cielo;

sobre la capa del justo;

a qué quieres boca;

pese a quien pesare;

pintar como querer;

a propósito, fray Jarro;

no me entrará de

los dientes adentro;

salvo el guante;

aspavientos;

servicio y muy pequeño;

como el pan de la boca;

si no lo ha por enojo;

manso como un cordero;

bravo como león;

hará cera y pabilo;

pagar justos por pecadores;

la paz de Judas;

perdido a remate;

como Pedro por demás;

alma de cántaro;

Juan de buen alma;

y el de Espera en Dios

con sus cinco blancas;

el mando y el palo;

el cojijo;

las de Villadiego;

el pie a la francesa.

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Con esta suma de recordación estará más tratable la gente

si huyen estos modos de decir, de suerte que no den nota

de su mudanza de lenguaje, para lo cual damos dos meses

de dispensación.

 

don Francisco de Quevedo y Villegas,

poeta de cuatro ojos

 

Nos, la Razón, absoluto señor, no conociendo superior para

la reformación y reparo de costumbres, contra la perversa

necedad y su porfía que tanto se arraiga y multiplica en daño

notorio nuestro y de todo el género humano, por evitar mayores

daños y que la corrupción de tan peligroso cáncer no pase adelante,

acordamos, y mandamos dar y dimos estas nuevas leyes a todos

los nacidos y que adelante nacieren, para que guarden y cumplan

en todo y por todo, según aquí se contienen y so las penas de ellas.

 

 

Primeramente, a los que fueren andando y hablando por la calle consigo mesmos, y a solas en su casa lo hicieren, los condenamos a tres meses de necios, dentro de los cuales mandamos que se abstengan y reformen, y no lo haciendo, les volvemos a dar cumplimiento a tres términos perentorios, dentro de los cuales traigan certificación de su enmienda, pena de ser tenidos por precitos; y mandamos a los hermanos mayores los tengan por encomendados.

 

Los que paseándose por alguna pieza enladrillada o losas de la calle fueren asentando los pies por las hiladas y ladrillos y por el orden de ellos, si con cuidado lo hicieren, les condenamos en la mesma pena.

 

Los que yendo por la calle, por debajo de la capa sacaren la mano y fueren tocando con ella por las paredes, admítense por hermanos y se les concede seis meses de aprobación, en que se les manda se reformen, y si lo hicieren costumbre, luego el hermano mayor les dé su túnica y las demás insinias y sea tenido por profeso. 

 

Los que jugando a los bolos, si acaso se les tuerce la bola tuercen el cuerpo juntamente, pareciéndoles que así como ellos lo hacen lo hará ella, declarámoslos por hermanos ya profesos. Y lo mismo mandamos entender con los que semejantes visajes hacen derribándose alguna cosa, y con los que llevando máscara de matachines  o semejantes figuras van por de dentro de ellas haciendo gestos como si real y verdaderamente les pareciese que son vistos hacerlos por de fuera, no lo siendo; y con los que contrahaciendo o cortando con algunas malas tijeras o trabajando con otro algún instrumento, tuercen la boca o sacan la lengua o hacen visajes tales.

 

Los que cuando esperan al criado habiéndolo inviado fuera, si acaso se tarda, se ponen a las puertas y ventanas pensando que por aquello se dará más priesa y llegará más presto, condenamos a los tales a que se retraten  y reconozcan su culpa, so pena que no lo haciendo se procederá contra ellos.

 

Los que brujulean los naipes mucho, sabiendo de cierto que no por aquello se les ha de pintar o despintar de otra manera que como les vinieren a las manos, les condenamos a lo mesmo. Y por causas que para ello nos mueven les damos licencia que, sin que incurran en otra pena, sigan su costumbre, con tal condición que cada vez que vieren al hermano mayor o pasare por su puerta, hagan reconocimiento con descubrir la cabeza.

 

Los que cuando están subidos en alto escupieren abajo, ya sea por ver si está el edificio a plomo, ya si le acierta con la saliva a alguna parte que señalan con la vista, los condenamos a que se retraten y reformen dentro de un breve término, pena de ser habidos por profesos.

 

Los que yendo caminando preguntan a los pasajeros cuánto queda hasta la venta o si está lejos el pueblo, por parecerles que por aquello llegarán más presto, les condenamos en la misma pena, dándoles por penitencia la del camino y la que van haciendo con los mozos y las mulas y venteros; lo cual se ha de entender teniendo firme propósito de la enmienda.

 

Los que orinando hacen señas con la orina señalando en las paredes o dibujando en el suelo o ya sea orinando a hoyuelo, se les da la misma pena; y que si perseveraren sean castigados de su juez y entregados al hermano mayor.

 

Los que cuando el reloj toca la hora preguntan cuántas da, siéndoles más fácil y decente contarlas, lo cual procede las más veces de humor colérico abundante, mandamos a los tales que tengan mucha cuenta con su salud y siendo pobres que el hermano mayor los mande recoger al hospital, donde sean reparados con algunas guindas o naranjas agrias, porque corren riesgo de ser muy presto modorros. 

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