charles simic

el mundo no se acaba

simic

no se acaba el mundo

charles mundo

 

 

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¡Aquel estúpido crío tenía agarrada por la cola

a la Bestia del Apocalipsis! Oh barbas en llamas,

habíamos firmado nuestra perdición. Los edificios se

tambaleaban; las pantallas de los ordenadores estaban

tan negras como los armarios de nuestras abuelas.

Estábamos demasiado asustados como para suplicar.

Otro siglo al garete ¿y para qué? ¡Y todo porque hay

gente que no sabe educar a sus hijos!

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He held the Beast of the Apocalypse by its tail,

the stupid kid! Oh beards on fire,

our doom appeared scaled. The buildings were

tottering; the computer screens were

as dark as our grandmother’s cupboards.

We were too frightened to plead.

Another century gone to hell—and for what? Just

because some people don’t know how to bring

their children up!

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«Todo el mundo sabe lo que me pasó con el

doctor Freud», dice mi abuelo.

«Estábamos enamorados del mismo par de

zapatos negros del escaparate de la misma zapatería.

Por desgracia, la tienda siempre estaba cerrada. Había

algún cartel del tipo CERRADO POR DEFUNCIÓN O

VUELVO después de comer, pero por mucho que

esperara, nadie venía a abrirla.

»Una vez sorprendí al doctor Freud admirando

aquellos zapatos con descaro. Nos fulminamos con la

mirada antes de partir en direcciones opuestas, para

nunca volver a encontrarnos.»

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‘Everybody knows the story about me and

Dr. Freud,’ says my grandfather.

‘We were in love with the same pair of

black shoes in the window of the same shoe store.

The store, unfortunately, was always closed.

There’d be a sign: DEATH IN THE FAMILY OR

BACK AFTER LUNCH, but no matter how long

I waited, no one would come to open.

‘Once I caught Dr. Freud there shamelessly

admiring the shoes. We glared at each other before

going our separate ways, never to meet again.’

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