charles simic

de El mundo no se acaba

la rata

oh brujas

traducción de j doce

vaso roto ediciones

[ezcol_1half]         

 

 

 

 

La rata tenía tórtolos enjaulados. La ventana

estaba abierta. Los pájaros estaban desnudos.

Temblaban a la clara luz del sol que caía sobre su jaula.

«¡Está en su naturaleza», dijo la rata, «el

esforzarse en amar y ser amados!»

El Cristo crucificado estaba de acuerdo. Tenía

un aire conmovedor a pesar de los ojos tachados y

el bigote de bandido mexicano que alguien le había

pintado.

 

 

The rat kept lovebirds. The window was open.

The birds were naked. They shivered in the bright

sunlight that fell in the cage.

‘It’s their nature,’ said the rat, ‘to work only at

loving and being loved!’

The crucified Jesus agreed. He looked soulful

despite the crossed eyes and Mexican bandit moustaches

someone had drawn on him.

 [/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]       

 

¡Oh brujas, oh pobreza! Las dos que con una

mirada de soslayo medían la delgadez de mi cuello

a través de las barras de la pajarera que llevaba al

hombro.

Eran demasiado jóvenes y elegantes para ser

brujas de cuento. Llevaban trajes de noche escotados,

medias de costuras negras, labios pintados de rojo

chillón.

Los árboles de gran corazón me ofrecían brazadas

susurrantes de hojas por encima del camino sinuoso

donde las brujas terminaron por esfumarse.

Me quedé con mi jaula, su inmensa pesadez,

su comedero idiota, su aún más absurdo espejo de

cortesía y su casi inaudible campanilla de plata.

 

 

O witches, O poverty! The two who with a

sidelong glance measured the thinness of my neck

through the bars of the birdcage I carried on my

shoulder…

They were far too young and elegant to be

storybook witches. They wore low-cut party dresses,

black seams in their stockings, lips thickly painted red.

The big-hearted trees offered their leaves by

whispering armfuls over the winding path where the

two eventually vanished.

I was left with my cage, its immense heaviness,

its idiotic feeding dish, the even more absurd vanity

mirror, and the faintly sounding silver bell.

 [/ezcol_1half_end]

 

 

 

 

 

 

Θ


 

 

 

 

 

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