charles simic
el mundo no se acaba
vaso roto editorial
versión de jordi doce
charles simic
una vez supe
el espectador ideal
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Una vez supe, luego olvidé. Era como si me
hubiera dormido en un prado sólo para descubrir
al despertarme que un bosquecillo había crecido
alrededor de mí.
«No dudes de nada, cree en todo», era lo que mi
amigo entendía por metafísica, aunque su hermano se
había fugado con su mujer. Aún le compraba una rosa
cada día, llevaba sentado veinte años en la casa vacía
hablándole del tiempo.
Yo me estaba quedando dormido en la sombra,
soñando que los árboles susurrantes eran mis muchos
yoes explicándose todos al mismo tiempo, por lo que
no era capaz de entender una palabra. ¡Mi vida era un
bello misterio a punto de ser comprendido, siempre a
punto! ¡Pensad en ello!
La casa vacía de mi amigo con todas sus ventanas
iluminadas. Los oscuros árboles multiplicándose a su
alrededor.
Once I knew, then I forgot. It was as if I had fallen
asleep in a field only to discover at waking that a grove
of trees had grown up around me.
‘Doubt nothing, believe everything,’ was my
friend’s idea of metaphysics, although his brother ran
away with his wife. He still bought her a rose every
day, sat in the empty house for the next twenty years
talking to her about the weather.
I was already dozing off in the shade, dreaming
that the rustling trees were my many selves explaining
themselves all at the same time so that I could not
make out a single word. My life was a beautiful
mystery on the verge of understanding, always on the
verge! Think of it!
My friend’s empty house with every one of its
windows lit. The dark trees multiplying all around it.
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El espectador ideal que vive sólo por el arte, con
las manos a la espalda. Un lienzo en blanco ante él,
oportunamente titulado «En blanco». Son las once en
punto de la mañana en el museo provincial. Podemos
oír cómo le suenan las tripas al vigilante uniformado,
que tiene la expresión de alguien ahogado por la luz de
la luna.
The ideal spectator who lives only for art, hands
folded behind his back. A blank canvas appropriately
entitled ‘Blank’ before him. It’s exactly 11 a.m. in
the provincial museum. One can hear the rumbling
stomach of the uniformed guard, who has the face of
someone drowned by moonlight.
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Π
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