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moisés mori
arte y romance
KRK
2013
7
Noviembre es el mes de los entierros
el mes de los difuntos.
Apenas mediodía
caen las nubes en las calles
baja el cielo
y la atmósfera
presiona la cabeza.
Por la tarde sopla el viento
a veces llueve. Un viento frío.
Los enfermos, los viejos
y los desesperados
no quieren atravesar el invierno
con gripes y caídas, los huesos rotos
sondas, insuficiencias respiratorias, escaras,
reumas, recaídas
e infecciones de orina
no quieren sufrir
no quieren
cruzar ese desierto
solos
se acogen a la muerte, que los llama
prefieren apagar los ojos, dormir
no ver la boca del lobo
la nieve, los aullidos, su lengua negra.
Por la tarde sopla el viento
a la puerta de las iglesias
la plaza vacía,
palomas
conversaciones desganadas
no es día para comprar zapatos
luz amarillenta
por la cafetería
olor a rancio
neones fundidos, fritos y café
dorados de la vida
gris de la provincia.
Caen las sombras en la tarde de noviembre
se mueren los viejos
tiemblan
tienen miedo
no quieren morir: ven la lengua negra
tiemblan en la cama
sin dientes ni familia
ni memoria
solos, con la radio y la manta eléctrica.
Llueve en los montes sobre los castaños
no suenan en la tarde
las campanas de Cangas.
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10
Jugaba al tenis Pollock.
Ah, no, que no era al tenis.
Jugaba al tenis Ginsberg.
Ah, no, que no era Ginsberg.
Jugaba Rothko al golf.
Ah, no, que no era Rothko.
Alto ahí. Pare. Name-dropping. Basura
[biográfica. Stop.
Almo reposo.
Melena de campana.
Invidia de las ninfas.
Con sus frescos racimos.
Ay, Panadera.
Y ríase la gente.
Campos de soledad, mustio collado.
Arañas melodiosas.
Quedeme y olvideme.
Buscas a Roma en Roma.
Himno gigante. Trilce. Doña Alda
¿En cúya oreja suena?
Axa, Jaén.
Entonces qué nos vence y nos doblega
qué nos arrastra al (ciego) dédalo
al alfil de Brancusi
y al mester de poesía.
Juego y alma: falacias.
Inteligencia dame. Golf, tenis, voleibol.
No hay huella sin temblor
ni nombre
sin dolor
ni amo sin esclavo.
Green y hierro. Clavel y espada.
Lira, laúd. Presencia, sed, aplomo
carne, humores, rabel.
Trabajo, yoga, capital.
Imagina, si quieres, en inglés.
Imagine.
A Pollock
con las manos muy pequeñas
y seis dedos, seis padres, y un as de corazones
estampado en la ingle.
Imagina los trapos de Mark Rothko
los pañuelos
de Whitman
las sábanas de Lisi y Juan Ramón
el lecho de Procusto.
Imagine.
Que Celan se ahoga en el Sena
con una espina
que Beuys levanta catedrales
al dios de las cucharas y las enfermedades
crónicas
o que Sylvia Plath juega
al tenis
con su bebé (mulato, cholo)
mientras termina el perro de hornearse
y Allen Ginsberg se hunde
entre necios aullidos.
¿No tuvo Juan Ramón siquiera un cocinero?
¿Llegó a manejar Rothko las tarjetas de crédito?
¿el mágico
estropajo?
¿Vivía Galatea de moscas y de avispas? ¿de fados
y de efluvios?
Pues Brecht.
Ah, no, que no era Brecht.
Y en Roma misma a Roma no la hallas.
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