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elena medel
tara
DVD Ediciones
Barcelona
2006
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Los niños que se mueren
pueden elegir entre saltar durante el día
sobre camas de hormigón dulce,
o comerse las sábanas muy lento,
con los ojos cerrados y felices.
El privilegio de la franela. Dos centésimas
de miedo para que suelten su mano:
por la avenida se agarran de la punta
de mis dedos, mordiéndome, mamá.
Ya no tengo piernas y canto muy bajito,
buscando un lugar cerca de mi padre,
así que ellos me hacen compañía antes de llegar a casa.
Qué alegría en el vestíbulo: soy tan blandita que no puedo morir.
Tengo amigos sin sueño ni pijama. Huelen a víspera de festivo,
y convierten los termómetros en un cuento de buenas noches,
y han muerto y sin embargo
confían en enero igual que en las ventanas y la voz de la nieve.
Así es la vida de los niños que se mueren.
Acolchada. Muy dulce. Es tan bello extinguirse siendo niño…
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