wisława szymborska
prosas reunidas
traducción Manel Bellmunt Serrano
Malpaso Ediciones, S. L. U.
Barcelona
1ª edición: enero de 2017
el regreso a la naturaleza
Todavía quedan sobre la faz de la Tierra bosques vírgenes que el hombre civilizado únicamente conoce desde la altura de una ventana de avión, grandes masas de agua no contaminadas aún por los desechos de las fábricas y aire no emponzoñado por gases nocivos.
En resumen, uno todavía puede encontrar esos paraísos primitivos por los que cualquier canción pop desfallece al son de las guitarras eléctricas.
En esos paraísos, la gente vive conforme a los dictados de la Madre Naturaleza, es decir, en situación de igualdad con cocodrilos, serpientes, escorpiones y saltamontes, por no mencionar a todos los tipos posibles de protozoos, bacterias y virus.
Muchas personas se preocupan de proteger el medio ambiente en las sociedades desarrolladas. Y hacen bien. Pero el término en sí mismo es poco honesto.
Lo que realmente queremos preservar es un medio ambiente escrupulosamente purgado de elementos indeseables: una naturaleza meticulosamente desnaturalizada.
En un medio ambiente totalmente real, la vida humana es breve y miserable.
Superpoblación, hambre, enfermedad e ignorancia: solo son nombres diferentes para una misma miseria elemental.
El periodismo de Lucjan Wolanowski se aproxima a este problema desde la perspectiva de la enfermedad.
El libro fue comisionado por la Organización Mundial de la Salud, que pretendía que este periodista fuese el encargado de informar acerca de los problemas sanitarios y las prácticas médicas en el sudeste asiático.
Wolanowski debe de ser el periodista polaco más vacunado de la historia, dado que siempre viaja a lugares muy distantes. Pero las vacunas no previenen todas las enfermedades. Y no hay ninguna vacuna que garantice la resistencia mental.
Wolanowski, quien ha visitado hospitales, lugares en cuarentena a consecuencia de enfermedades infecciosas y áreas densamente pobladas en donde las epidemias siempre golpean airadamente, habrá sido testigo de escenas escalofriantes.
Estoy segura de que para soportar todo eso y, al mismo tiempo, ser capaz de ocultar un estremecimiento de disgusto u horror, uno debe poseer un coraje moral excepcional.
Recomiendo este libro a cualquiera que haya echado un vistazo a la portada y haya pensado: «Seguro que se recupera…».
Y, con independencia de esto, recomiendo a cualquiera esta honesta narración sobre las cien maneras diferentes de sufrimiento humano que nosotros, los europeos, hemos conseguido olvidar completamente…
Porque la naturaleza, si se le deja, es diabólicamente inventiva.
Olas de calor y fiebres
Lucjan Wolanowski
Varsovia
Iskry
1973
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