fabio morábito
delante de un prado una vaca
ediciones era S.A. de C.V.
sistema nacional de creadores de arte
de Fonca-Conaculta
1ª edición 2011
México DF
Los hombres que cortan el pasto
juntan la hierba muerta
en cúmulos pequeños,
éstos en otro cúmulo
que se amarilla al sol
y así, de un cúmulo a otro,
se llevan medio parque,
que ahora, después de que se han ido,
luce con las encías al descubierto
y una escasez de labios que entristece.
Cortar el pasto suple,
en los países cálidos, la nieve,
que en todo lo que toca sella un juramento.
Me deja siempre atónito
este periódico exhibirse de los goznes,
esta revista estacional para acallar infundios.
¿Qué tanto se resentirán los besos
de los que vienen a besarse
ante la siega general
que trajo a luz estas baldosas?
Baldosas, sí, en lugar de eros.
Ayer, en plena edad de oro de la selva,
agazapados, había unos tigres.
Entrábamos para buscar un susto, un beso,
un labio, para apurar la noche,
seguros de caber,
no tan seguros de salir.
Ahora sólo se atraviesa entre dos calles.
Un modo de cortar camino.
Lo que era un parque se volvió un atajo.
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