PESADILLAS
PABLO GARCÍA CASADO
A Sergio Gaspar
Tengo una pesadilla que se repite. No todos los días, pero sí a menudo.
Veo a mis hijos descalzos en una ciudad futura, de seres crueles y biónicos,
y charcos de sangre y cristales rotos que ellos pisan con sus pies blancos
y delicados. Miro sus ojos tristes y su gesto mudo bajo el cielo naranja.
Y yo estoy fuera, en otra pantalla, haciendo aspavientos desde el mundo de
los vivos. Este sueño se repite a menudo, no todos los días, pero sí a menudo.
Y entonces despierto, y enciendo la luz, y respiro. Porque ellos están aquí,
en sus camas, durmiendo, seguros de estar protegidos por algo más grande
y poderoso. Dicen que todos los padres tienen sueños como este. Es el precio
de plantar la semilla, algo que es tuyo pero no te pertenece. Eso dice mi madre.
Sueños extraños que día a día se vuelven reales y precisos. Porque el mundo
avanza hacia un futuro pavoroso en el que ves salir a tus hijos descalzos por
calles de sangre y cristales rotos y seres crueles y biónicos. Y no puedes hacer
nada porque estás atrapado en otra dimensión.
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