AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO
NOCILLA EXPERIENCE
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Cuenta Philippe D’Arnot, en su Historia secreta de la Segunda
Guerra Mundial, que cuando una mañana de enero el ejército
ruso entró en Auschwitz, lo primero que hizo fue abrirles las
puertas a miles de hombres, mujeres y niños que los nazis,
antes de salir huyendo, allí habían abandonado.
También cuenta que una vez todo se hubo desalojado, un
cabo y un soldado descendieron a un sótano del cual parecía
venir un temblor de luz, y encontraron a 4 famélicos sentados
en la tierra en la postura del buda. Ensimismados, lanzaban
un dado de números semiborrados sobre un tablero de parchís
dibujado en el suelo con la punta de sus chapas de identificación.
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