raymond carver

todos nosotros

donde el agua se junta con otras aguas

 

poesía completa
the collected poems
raymond carver, 1996
traducción: jaime priede

 

 

elk camp

 

 

[ezcol_1half]  

 

Todo el mundo dormía cuando salí
a la puerta de la tienda. Nunca
he visto estrellas tan brillantes. Y tan lejos.
La luna de noviembre guiaba
a unas pocas nubes oscuras por el valle.
Las Montañas Olímpicas al fondo.

 

 

Creía oler la nieve que se avecinaba.
Los caballos comían
en el corral de cuerda que les hicimos.
Del otro lado de la colina, el sonido
del manantial. Nuestro manantial.
El viento en los abetos.
Nunca había olido un bosque como
aquella noche. Me acordé de haber leído
en Henry Hudson cómo él y sus marineros
olían los bosques del Nuevo Mundo
a millas de distancia en el mar. Y luego
otro pensamiento.
Podía vivir tranquilamente el resto de mi vida
sin tocar un libro.
Me miré las manos a la luz de la luna
y supe que no había hombre,
mujer o niño por el que fuera a mover un dedo
aquella noche. Volví a la tienda
y me tumbé en el saco.
Pero no podía dormir.

 

 

Al día siguiente encontré mierda de puma
y de ciervo. Pero aunque anduve
a caballo por toda aquella zona,
colina arriba y abajo, bajo las nubes
por caminos forestales,
no vi un solo ciervo. Lo cual
era muy curioso. De todos modos,
estaba preparado.
Alejado de todos, el rifle
al hombro, quizá
podría haber matado uno.
“Le habría disparado, al menos.
Apuntando donde me habían dicho,
detrás de los flancos, al corazón
y pulmones. «Puede que escape,
pero no irá muy lejos,
míralo de ese modo», me dijo mi amigo.
«¿Podrías alejarte mucho con un trozo
de plomo en el corazón?» Eso depende,
amigo mío. Eso depende. Pero aquel día
habría apretado el gatillo
contra lo que fuera. O no.
No pasó nada y
volví al campamento
antes de que se hiciera de noche. Una gozada
vivir así. Cuando nada importa
por encima de nada.
Me vi a mí mismo por dentro.
Y aprendí algo, también,
cuando me enfrenté a mi vida
en aquellos bosques.

 

 

Luego levantamos todo y nos fuimos. Lo primero
que hice fue darme un baño caliente.
Y me puse manos a la obra con este libro.
Más frío e insensible que nunca.
Implacable. Alerta cada nervio.
Dispuesto a matar, o no.[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]  

 

Everyone else sleeping when I step
to the door of our tent. Overhead,
stars brighter than stars ever were
in my life. And farther away.
The November moon driving
a few dark clouds over the valley.
The Olympic Range beyond.

 

 

I believed I could smell the snow that was coming.
Our horses feeding inside
the little rope corral we’d thrown up.
From the side of the hill the sound
of spring water. Our spring water.
Wind passing in the tops of the fir trees.
I’d never smelled a forest before that
night, either. Remembered reading how
Henry Hudson and his sailors smelled
the forests of the New World
from miles out at sea. And then the next thought—
I could gladly live the rest of my life
and never pick up another book.
I looked at my hands in the moonlight
and understood there wasn’t a man,
woman, or child I could lift a finger
for that night. I turned back and lay
down then in my sleeping bag.
But my eyes wouldn’t close.

 

 

The next day I found cougar scat
and elk droppings. But though I rode
a horse all over that country,
up and down hills, through clouds
and along old logging roads,
I never saw an elk. Which was
fine by me. Still, I was ready.
Lost to everyone, a rifle strapped
to my shoulder. I think maybe
I could have killed one.
Would have shot at one, anyway.
Aimed just where I’d been told —
behind the shoulder at the heart
and lungs. «They might run,
but they won’t run far.
Look at it this way», my friend said.
«How far would you run with a piece
of lead in your heart?» That depends,
my friend. That depends. But that day
I could have pulled the trigger
on anything. Or not.
Nothing mattered anymore
except getting back to camp
before dark. Wonderful
to live this way! Where nothing
mattered more than anything else.
I saw myself through and through.
And I understood something, too,
as my life flew back to me there in the woods.

 

 

And then we packed out. Where the first
thing I did was take a hot bath.
And then reach for this book.
Grow cold and unrelenting once more.
Heartless. Every nerve alert.
Ready to kill, or not.[/ezcol_1half_end]

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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