luisa castro:
los versos del eunuco:
III. los versos del eunuco:
multitudes de enemigos como desbocadas hembras sin pelo
los versos del eunuco
1986
Han traído rameras para Eleusis.
Cadáveres se aprestan al banquete
por orden de la usura.
ezra pound
Multitudes de enemigos como desbocadas hembras sin pelo
nos arrastraban al puerto oscurecido
de la ciudad
a ver zarpar
el último barco.
Y no me decías las cosas tristes.
No me decías que vas a irte vistiendo trajes
de otro reino de sandalias
mientras los pueblos inmundos que nos velan
confeccionan el panegírico del miedo y una mortaja
con nuestra bandera azul.
Nos arrastraban, nos echaban los perros enloquecidos
a la ropa,
azotados, azotados,
a ver pasar el último barco lleno de canciones
y piernas jóvenes bailando en la cubierta
bañada de alcohol
con el techo de noche, negro, negro, encima.
El último barco
levantando las faldas a las viejas de redondos ojos
sin pestañas
en el muelle con un ancla en el pecho
como una condecoración. El último barco
que besamos de lejos
con lágrimas en la boca llena de amor sin facultades.
El último barco. Mirad,
la ley del tripulante es la alegría
pero
vuestra palabra no tiene un lugar
en el futuro,
ni las caracolas vacías de la playa las escuchan.
Ni los porteros soñolientos masturbándose a las doce las
recuerdan.
Estará mordido el cuerpo
que adivinas,
sin cadenas de sangre que lanzar
pero mi muerte
llegará curando grietas
en las plazas y en los palacios altos corno gritos
y su muerte
no tendrá ni una calle vacía donde vender
veneno caducado.
Es vuestra palabra
contra el odio de los ángeles
sin sexo que aún
sonríen.
Ni los ciegos os escuchan.
Vuestra palabra.
Ni las niñas castradas aprendizas
de paloma
las recuerdan.
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