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la caída
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Pétalos caen al cielo
anunciando venturas
imposible mirar cómo descienden
sin saber ya los nombres
del acontecimiento
Desprendidos de un cinco, de una mano,
ávidos de mostrar su semejanza
con unos labios, cuencos
para un rocío más leve
¿qué dolor los acoge sin ahogarlos?
Todo amor es romper, consentimiento
de dejar de ser uno
para abarcar más: aire,
tierra al caer donde mezclar o hacerse
Como la mano que, si abierta, enseña
el mismo número que el cáliz
es la semilla amarra:
algo que, ciego, arde,
deslumbrado del sol al que volver pretende
Sed tiene hasta el veneno
de agua final:
hambre los frutos de su pulpa y rompe
el manantial en busca de lo prístino
Lugar de la caída, destino en una estrella.
Llegada al mar, aún en movimiento,
deplorando el mandato de seguir
(algas y orillas, sépalos y nubes).
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Aníbal Núñez
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La caída
De Clave de los tres reinos,
Obra poética I
Hiperión, 1995
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