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the toad
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It’ll be a while before my friends
See me in the city,
A while before we roam the streets
Late at night
Shouting each other’s names
To point out some sight too wonderful,
Or too terrifying
To give it a name in a hurry.
I’m staying in the country,
Rising early,
Listening to the birds
Greet the light,
And when they fall quiet,
To the wind in the leaves
Which are as numerous here
As the crowds in your city.
God never made a day as beautiful as today,
A neighbor was saying.
I sat in the shade after she left
Mulling that one over,
When a toad hopped out of the grass
And finding me harmless,
Hopped over my foot on his way to the pond.
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el sapo
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Durante un tiempo mis amigos
no me verán en la ciudad.
No iremos por las calles
bien entrada la noche
llamándonos a gritos, señalando
tal o cual vista espléndida
o aterradora, tanto
que cómo darle nombre a la carrera.
Paso unos días en el campo.
Me pongo en pie temprano,
oigo los pájaros
que saludan el día y cuando callan
oigo las hojas en el viento;
abundan aquí tanto
como allá en tu ciudad las multitudes.
Dios nunca hizo un día tan hermoso,
me dijo una vecina.
Luego se fue y yo me senté a la sombra
y me quedé rumiando aquello.
Un sapo salió entonces de la hierba
y, viendo que era inofensivo,
saltó sobre mi pie rumbo al estanque.
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Charles Simic
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El sapo
from The New York Review of Books, August 13, 2009
Poetry Dispatch No. 293 | September 15, 2009
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