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[ezcol_1half] XVI
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Ojalá mi vida fuera un carro de bueyes
que chirría de madrugada por el camino,
y que después de parar vuelve de donde vino
casi al anochecer por el mismo camino.
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Yo no debería tener esperanzas -debería solamente
tener ruedas-…
Mi vejez no tendría arrugas ni cabello blanco …
Cuando ya no sirviera, me quitarían las ruedas
y quedaría volcado y partido en el fondo de un barranco.
[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end] XVI
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Quem me dera que a minha vida fosse um carro de bois
Que vem a chiar, manhizinha cedo, pela estrada,
E que para de onde veio volta depois
Quase a noitinha pela mesma estrada.
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Eu nao tinha que ter esperanças – tinha so que ter
rodas …
A minha velhice nao tinha rugas nem cabelo branco …
Quando eu ja nao servia, tiravam-me as rodas
E eu ficava virado e partido no fundo de urn barranca.
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POEMAS DE ALBERTO CAEIRO
O GUARDADOR DE REBANHOS
EL GUARDADOR DE REBANOS
VOLUMEN CV DE LA COLECCION VISOR DE POESIA
Versión de PABLO DEL BARCO
VISOR MADRID 1984
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Sus poemas son relatados por sus poetas, desde ellos mismos,
pero con Juarroz habla la vida, no él, por lo menos en los que estoy eligiendo.
Supongo que él habrá escrito también otros.
Creo que tengo mucha ventaja, lo reconozco.
Ángel