Anja parece una estrella de cine peligrosa, que siempre tiene lo que quiere sólo con pedirlo

y sin esperar, por muy caprichoso que sea su deseo: es la amante de Roy, el capone de los

gángsters.

Con unos brazos así, puede abrazar a su gángster dándole dos vueltas.

Anja sabe que la mentira le permitirá llegar muy lejos, pero nunca la dejará volver atrás.

Más que alta, Anja es larga, muy larga, con los dos hombros en su sitio. Le dice a Roy, su gángster,

como quien no quiere la cosa: ‘mata mis demonios y mis ángeles morirán con ellos’, con lo que

Roy renuncia a matarle nada a Anja, que es una mujer que sabe hacerse respetar.

Anja está hermosa, seria, con sus pulseras a dos y sus manos grandes. Lleva el pelo liso, lacio,

con flequillo recto hasta los ojos de mirada inteligente.

Cuánta clavícula tiene entre los hombros, y cada una con una fosa en la que se podría poner un nido

o un estanque con peces de colores y alguna rana.

Anja tiene cada vez más deseos y menos esperanzas: lo que quiere de Roy es enterrarlo, no casarse

con él. Antes, al principio, cuando estaban en la cama, él le besaba las orejas y le acariciaba los

omoplatos y ella, de algún modo, lo quería, pero hace tanto tiempo de eso.

 

 

 

 


 

 

 

 

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