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Miras la nieve prendida en las hojas del lauro. Retie-
nes en tus ojos la blancura y la sombra y adviertes el
silencio de los pájaros.
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Yo sé que los pájaros han huido, que no van a volver y
que tú existes más allá de mis límites.
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Tú eres la nieve.
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