jardines
Habrá cesado en el interior del lauro la melodía ronca de las tórtolas.
También habrán cesado en su avidez los córvidos amedrentados
por el estertor del más
breve, el que libó el ácido prúsico.
Quizá el lagarto agoniza bajo las violetas y,
abandonado por la lluvia, el jardín arde en un ascua amarilla
y el cemento enloquece bajo la corrupción de las cerezas
negras y ensangrentadas en el espesor del verano.
Aún existen otras posibilidades.
Quizá soy yo quien ha salido de sí mismo y estoy agonizando
pero desconozco mi agonía
y, aquí, bajo los mantos de la furia volcánica, sobre el cristal del sílice,
un resto frío de mi pensamiento entra
en el jardín de los desaparecidos.
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Antonio Gamoneda
Jardines
Paraíso- REVISTA DE POESÍA
NÚMERO 7. AÑO 2011
Jaén
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