bienvenida

 

Vuelvo al pueblo, y bajo un cielo azul,
el trigo cabecea por el viento
formando un océano verde de dos tonos;
con su mar llana, su mar rizada.
Un océano dividido por ese asfalto a lo lejos
tembloroso y humeante, cuyos líquidos espejismos,
—como en la vida— desaparecen a medida
que me acerco al horizonte.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

________

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

quiéreme

 

como si el amor fuera nuestro