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Il paradiso sui tetti

 

 

 

 

Sarà un giorno tranquillo, di luce fredda

come il sole che nasce o che muore, e il vetro

chiuderà l’aria sudicia fuori del cielo.

 

Ci si sveglia un mattino, una volta per sempre,

nel tepore dell’ultimo sonno: l’ombra

sarà come il tepore. Empirà la stanza

per la grande finestra un cielo più grande.

Dalla scala salita un giorno per sempre

non verranno più voci, né visi morti.

 

Non sarà necessario lasciare il letto.

Solo l’alba entrerà nella stanza vuota.

Basterà la finestra a vestire ogni cosa

di un chiarore tranquillo, quasi una luce.

Poserà un’ombra scarna sul volto supino.

I ricordi saranno dei grumi d’ombra

appiattati così come vecchia brace

nel camino. Il ricordo sarà la vampa

che ancor ieri mordeva negli occhi spenti.

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el paraíso sobre los tejados

 

 

 

 

Será un día tranquilo, de luz fría,

como el sol que nace o que muere, y el vidrio

guardará el aire sucio del cielo exterior.

 

Un día nos despertarán, para siempre,

en la tibieza del último sueño: la sombra

será como la tibieza. Llenará la alcoba,

a través del ventanal, un cielo más grande.

De la escalera que se subió para siempre

no vendrán más voces ni rostros muertos.

 

No será necesario abandonar el lecho.

Sólo el alba entrará en la alcoba vacía.

Bastará la ventana para vestir cada cosa

de una claridad tranquila, casi una luz.

Los recuerdos serán unos grumos de sombra

agazapados como brasa vieja

en el fogón. El recuerdo será la llama

que aún ayer mordía los ojos apagados.

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1940

 

 

 

 

 

 

cesare pavese

 

di Lavorare stanca

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

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