charles simic
el mundo no se acaba
charles simic
vaso roto ediciones
el mundo no se acaba
versión de jordi doce
vaso roto ediciones
versión de jordi doce
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Querido Friedrich, el mundo sigue siendo falso cruel y
hermoso…
Esta misma noche he visto que el chino de la
tintorería, que no sabe leer ni escribir en nuestro
idioma, volvía las páginas de un libro que un cliente
se había olvidado con las prisas. Eso me alegró. Me
habría gustado que fuese un diario de sueños o un
volumen de versos ridículamente sentimentales, pero
no pude fijarme bien.
Ahora es casi medianoche y su lámpara sigue
encendida. Tiene una hija que le trae la cena, que se
pone faldas cortas y camina a grandes zancadas. No ha
vuelto aún y lleva retraso, mucho retraso, por lo que él
ha dejado de planchar y observa la calle.
Si no fuera por nosotros, sólo habría arañas
colgando sus telas entre las farolas y los árboles
oscuros.
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Dear Friedrich, the world’s still false, cruel and
beautiful…
Earlier tonight, I watched the Chinese
laundryman, who doesn’t read or write our language,
turn the pages of a book left behind by a costumer
in a hurry. That made me happy. I wanted it to be
a dreambook, or a volume of foolishly sentimental
verses, but I didn’t look closely.
It’s almost midnight now, and his light is still on.
He has a daughter who brings him dinner, who wears
short skirts and walks with long strides. She’s late, very
late, so he has stopped ironing and watches the street.
If not for the two of us, there’d be only spiders
hanging their webs between the street lights and the
dark trees.
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«Exuberancia tropical en torno a la idea del
alma», escribe Nietzsche. ¡Siempre lo sentí así,
Friedrich! La selva amazónica con sus pájaros de
colores brillantes que graznan y graznan, aunque sus
profundidades son oscuras y sosegadas. La hermosa
muchacha perdida le da la teta a un pequeño mono.
Los lagartos que están de servicio visten togas
eclesiásticas y se dirigen a ella en francés entonando:
Ia Reine des Reines. Que pueda descartarse por
absurdo no es uno de los encantos menores de este
cuadro.
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‘Tropical luxuriance around the idea of the soul,’
writes Nietzsche, I always felt that, too, Friedrich!
The Amazon jungle with its brightly colored birds
squawking, squawking, but its depths dark and
hushed. The beautiful lost girl is giving suck to a little
monkey. The lizards in attendance wear ecclesiastical
robes and speak French to her; *La Reine des Reines,’
they intone. Not the least charm of this tableau is that
it can be so easily dismissed as preposterous.
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Θ
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