posibilidades

 

Hemos resuelto no existir. Mejor dicho

se ha resuelto que no existiéramos.

Así quedamos quietos, en el fondo,

sin hacer nada.

Como niños demasiado buenos

que han renunciado al juego por no hacer ruido

y ni hablar de leer, porque hay crujidos

al dar vuelta las hojas.

Adelgazados, sí, casi sin peso,

sin movernos, ya dije.

Sólo queda mirar a quien no mira,

no nos ve casi nunca.

¡Pero a veces!

A veces existimos todavía

en forma de punzadas silenciosas.

Un pensamiento-aguja, voz-astilla

da el inaudible grito: «¡Todavía!»

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

circe maia

 

 

 


 

 

 

 

 

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Te puede interesar

el viejo

 

Cuando vemos a alguien mayor
nos parece que siempre ha sido viejo

 

lo falso

 

Necesario es que no se mezclen
la luz y la sombra de las cosas.