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clarice lispector
para no olvidar
crónicas y otros textos
Traducción del portugués de
Elena Losada
Libros del Tiempo Ediciones Siruela
Para nao esqueçer
2007
sin heroísmo
Incluso en Camus ese amor por el heroísmo. ¿No hay
otra forma? No, incluso comprender ya es un heroísmo.
¿Entonces no podemos simplemente abrir una puerta y
mirar?
sem heroísmo
Mesmo em Camus – esse amor pelo heroísmo.
Então não há outro modo? Não, mesmo compreender
já e heroísmo. Então um homem não pode
simplesmente abrir uma porta e olhar?
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•
sin aviso
Tantas cosas que yo entonces no sabía. Nunca me habían
hablado de este sol de las tres. Tampoco me habían
hablado de este ritmo tan seco, de este martillazo de polvo.
Que dolería, me habían dicho. Pero que el pájaro que viene
hacia mi esperanza desde el horizonte abriría alas de
águila sobre mí, eso yo no lo sabía. No sabía lo que es ser
cubierta de sombras por grandes alas abiertas, un pico de
águila inclinado riendo. Cuando en los álbumes de adolescente
yo respondía con orgullo que no creía en el amor era
cuando más amaba. Tampoco sabía el resultado de mentir.
Empecé a mentir por precaución, y nadie me avisó del peligro
de ser precavida, y después la mentira nunca más se
ha despegado de mí. Y tanto he mentido que he empezado
a mentir hasta mi propia mentira. Y eso -ya aturdida lo sentía-
era decir la verdad. Hasta que decaí tanto que la men.
tira la decía desnuda, simple, corta: decía la verdad en bruto.
sem aviso
Tanta coisa que então eu não sabia. Nunca tinham me falado, por exemplo, deste sol das três horas. Também não me tinham falado deste ritmo tão seco, desta martelada de poeira. Que doeria, tinham me dito. Mas que o passarinho que vem para minha esperança do horizonte abra asas de águia sobre mim, isso eu não sabia. Não sabia o que é ser sombreada por grandes asas abertas, um bico de águia inclinado rindo. Quando nos álbuns de adolescente eu respondia com orgulho que não acreditava no amor, era então que eu mais amava. Também não sabia no que dá mentir. Comecei a mentir por precaução, e ninguém me avisou do perigo de ser precavida, e depois nunca mais a mentira descolou de mim. E tanto menti que comecei a mentir até a minha própria mentira. E isso – já atordoada eu sentia – era dizer a verdade. Até que decaí tanto que a mentira eu a dizia crua, simples, curta: eu dizia a verdade bruta.
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aventura
Mis intuiciones se vuelven más claras con el esfuerzo de
transponerlas en palabras. En este sentido, pues, escribir es
una necesidad para mí. Por un lado, porque escribir es una
manera de no falsear el sentimiento (la transfiguración involuntaria
de la imaginación es sólo un modo de llegar);
por otra parte, escribo por mi incapacidad de entender si
no es a través del proceso de la escritura. Si tengo un aire
hermético no es sólo porque lo principal es no falsear el
sentimiento, sino porque tengo una incapacidad para
transponerlo de un modo claro sin que se falsee; falsear el
pensamiento sería quitar la única alegría de escribir. Así,
muchas veces tengo un aire involuntariamente hermético,
algo que me parece fastidioso en los demás. Después de escribir
algo, ¿podría fríamente hacerlo más claro? Pero es
que soy obstinada. Y, por otro lado, respeto una cierta claridad
peculiar del misterio natural, no sustituible por ninguna
otra claridad. Y también creo que las cosas se aclaran solas
con el tiempo: así como en un vaso de agua, una vez
depositado en el fondo lo que sea, el agua queda clara. Si
alguna vez el agua queda limpia, peor para mí. Acepto el
riesgo. Ya he aceptado riesgos más grandes, corno todos los
que vivimos. Y si acepto el riesgo no es por libertad arbitraria
o por inconsciencia, o por arrogancia; cada día cuando
me despierto, hasta por costumbre, acepto el riesgo. Siempre
he tenido un profundo espíritu de aventura, y la palabra
profundo aquí quiere decir inherente. Este espíritu de
aventura es lo que me da la aproximación más neutral y real
a la vida y, desordenadamente, a la escritura.
aventura
Minhas intuições se tornam mais claras ao esforço de transpô-las em palavras. É neste sentido, pois, que escrever me é uma necessidade. De um lado, porque escrever é um modo de não mentir o sentimento (a transfiguração involuntária da imaginação é apenas um modo de chegar); de outro lado, escrevo pela incapacidade de entender, sem ser através do processo de escrever. Se tomo um ar hermético, é que não só o principal é não mentir o sentimento como porque tenho incapacidade de transpô-lo de um modo claro sem que o minta – mentir o pensamento seria tirar a única alegria de escrever. Assim, tantas vezes tomo um ar involuntariamente hermético, o que acho bem chato nos outros. Depois da coisa escrita, eu poderia friamente torná-la mais clara? Mas é que sou obstinada. E por outro lado, respeito uma certa clareza peculiar ao mistério natural, não substituível por clareza outra nenhuma. E também porque acredito que a coisa se esclarece sozinha com o tempo: assim como num copo dágua, uma vez depositado no fundo o que quer que seja, a água fica clara. Se jamais a água ficar limpa, pior para mim. Aceito o risco. Aceitei risco bem maior, como todo o mundo que vive. E se aceito o risco não é por liberdade arbitrária ou inconsciência ou arrogância: a cada dia que acordo, por hábito até, aceito o risco. Sempre tive um profundo senso de aventura, e a palavra profundo está aí querendo dizer inerente. Este senso de aventura é o que me dá o que tenho de aproximação mais isenta e real em relação a viver e, de cambulhada, a escrever.
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la catedral de Berna, domingo por la noche
Cada domingo por la noche (creo que los sábados por
la noche también) encendían lo que me parecían miles de
bombillas alrededor del contorno de la catedral, gótica,
dura, pura. Lo que sucedía entonces es que, desde lejos, todo
lo que era piedra rugosa se transformaba en un simple
dibujo de luz. Ésta desmaterializaba lo compacto. Y por
más que la visión inteligente quisiese seguir vislumbrando
el impacto de una pared, sentía que la traspasaba, alcanzando
no el otro lado de la transparencia, sino la propia
transparencia.
a catedral de Berna, domingo de noite
Todos os domingos de noite (acho que sábado de noite também) acendiam o que me pareciam milhares de lâmpadas em torno do contorno da Catedral, gótica, dura, pura. O que acontecia então é que, a distância, tudo o que era pedra rugosa se transformava em simples desenho de luz. Esta des materializava o compacto. E por mais que a vista inteligente quisesse continuar a enxergar o impacto de uma parede, sentia que a transpassava. Atingindo não o outro lado da transparência, mas a própria transparência.
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