LIBRO DE LOS VENENOS

Corrupción y fábula del Libro Sexto
de Pedacio Dioscórides y Andrés de Laguna,
acerca de los venenos mortíferos
y de las fieras que arrojan de sí ponzoña

del dryno

 

A los que mordió el dryno fatigan fuertes dolores y se les hacen ampollas en la parte mordida, de la cual mana sucio licor.

Además de esto, les sobreviene aflicción de vientre. Son útiles las raíces de los gamones, el fruto de cual­quier roble y la

raíz de la encina, majada y aplicada a la parte mordida.

Drys, en la lengua griega, quiere decir el roble, de donde vi­no llamarse dryno esta ponzoñosa serpiente, porque hace su

manida entre las raíces de este árbol. Es el dryno largo de dos codos, tardo en el caminar y armado por todo el cuerpo de

unas escamas muy ásperas. Es diestro en ofender y de tan maligna y perniciosa naturaleza, que no solamente se desuellan

los pies y se hinchan las piernas de los que le hayan pisado, sino que se enco­nan también las manos de los cirujanos (fue

llegan a dar remedio al paciente). De donde podemos conjeturar cuáles deben de ser los daños de su mordedura, los cuales

son tan crueles que el herido de esta fiera jamás, o por gran maravilla, salva, porque ordina­riamente se mortifica velozmente

el miembro mordido y se cae a pe­dazos, de donde, cundiendo la ponzoña sucesivamente por todo el cuerpo, no deja parte

que no derrumbe.

No se extiende en relación ni estudio Kratevas sobre el dryno; escribe ensimismado y veloz como quien pasa la mano por una

herida. Pienso que se retrae a una edad le­jana en la patria griega, en cuyas islas y costas abundan los robles, mientras que, en

Asia, el dryno es desconocido o se encubre en otro nombre. De todo ello puede juzgarse por la letra del códice que transcribo

aquí en integridad.

«El recuerdo de esta serpiente cae sobre mi corazón como una sombra y su figura pasa

por el interior de mis ojos hasta que se enciende en su lugar el rostro amado.

Siento en mí la suavidad de un lamento que no me perte­nece, la temible dulzura de las

palabras pronunciadas en la desaparición. Serpiente y llanto. Toda mi ciencia no es más

que este gemido inútil; todos mis actos, sombras de pájaros en el agua.»

 

1ª edición en La Biblioteca Sumergida, 1995

Antonio Gamoneda, 1995

Ediciones Siruela. S. A., 1995, 1997

Madrid Spain

Esta obra ha sido publicada con la Ayuda

de la Dirección General del Libro.

Archivos y Bibliotecas, del Ministerio de Cultura


 

 

 

 

 

 

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