exilio

 

Nunca he pertenecido. De niño
creía estar, pero era una ilusión.
Miraba la vida desde la ventana
de mis ojos, observando
cómo los demás se movían
ajetreados, en sus asuntos.
Ahora, consciente de mi situación
recuerdo cuando me dijiste: «Yo, estoy
dentro». Te dejaron cruzar al otro lado
de esa ventana. Donde todo es cierto
a la vez que nada es verdad.

 

 

 

 

 

 

 

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