EXPERIENCIAS DE [POESÍA] COTIDIANA
ROGER POL-DROIT
Fondo de cultura económica
de Argentina Buenos Aires
edición de 2001
contemplar el cadáver de un pájaro
DURACIÓN: de 10 a 15 minutos
MATERIAL: un pájaro muerto, preferentemente desde hace varios días
EFECTO: meditativo
EN EL CAMPO hay por todos lados. Sobre todo en primavera,
o en mitad del verano. Si uno pasea con frecuencia, es inevitable
encontrarlos. Un pequeño que se cayó del nido o un joven atacado
por un rapaz y que no sobrevivió a sus heridas, o incluso un
adulto que recibió unos tiros de caza y se refugió para morir en un rincón
tranquilo. No se preocupe por las causas. Ni por el cómo ni por el por qué.
En lugar de seguir su camino dejando el pájaro muerto, comtémplelo.
Mire atentamente las plumas apagadas, a menudo ya recubiertas de
polvo o de un poco de tierra. Observe el ojo agrisado o blancuzco, tal vez
vaciado, y las hormigas que van y vienen, o algunos gusanos.
Contemple las patas inertes, abandonadas, deshechas. Busque los huesos,
tan visibles, tan finos. Sobre todo no se olvide de la pérdida, esa manera
cenagosa e ingenua, para un pájaro, de ser un cadáver en el suelo, que
ignora por completo la humillación y se pierde en una profundidad ajena
al sueño.
Sin duda, si mira lo suficiente, con los ojos bien abiertos, comenzará
por sentir la tristeza del espectáculo. Una vida apagada. Un cuerpo
desplazado, pájaro yaciente en el suelo, congelado. Algo así como el
aplastamiento, la derrota. La experiencia debe consistir en salir de ahí
mirando cada vez con más claridad y penetración.
Usted ve que el pájaro jamas revivirá. Y también que no siente nada.
Y que es así, sin remisión ni quejas. Sin nostalgia ni recriminación. Cuanto
más mira, tanto más debe saber que no hay nada, al observar ese cadáver,
que pueda ofrecer asidero a un lamento. No hay más que el presente.
Y comienza a saber que es perfecto. Porque es el único.
No es comprensible, de entrada. En rigor, acaso no sea algo que se
pueda comprender, sino sólo sentir. En todo caso, lo que comprobará,
si sus ojos se abren lo suficiente, es que no hay ningún otro mundo que
se pueda ver: que todo, absolutamente todo, esta presente, aquí, ahora.
En el presente, dado.
Nada en otra parte, antes, en ninguna parte en el tiempo o en el espacio,
que fuera diferente, mejor, preferible, comparable.
Nada más que eso.
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