francisco de quevedo
prosa satírica
Editor: Ignacio Arellano
de la fisonomía
Todo hombre que tuviere el cabello ensortijado, negro y recio, dará más que hacer a los barberos,
y el que criare piojos se rascará a menudo la cabeza.
Todo hombre calvo no tendrá pelo, y si tuviere alguno no será en la calva.
A estos, si son barbados, les reluce el casco y parecen sus caras cabezas con el pelo;
y sus cabezas, caras sin él.
Todo hombre de frente chica y arrugada parecerá mono y será ridículo para los que le vieren.
El que tuviere la frente ancha, tendrá los ojos debajo de la frente,
y vivirá todos los días de su vida; y esto es sin duda.
Quien tuviere nariz muy larga tendrá más que sonar y buen apodadero.
El de narices meñiques y romas, llamadas «nariguetas», que hay algunos
que las tienen tan pequeñas que apenas se las puede hallar en la cara el mal olor,
son hombres aunque parecen otra cosa, y en vida empiezan a hacer diligencias
para calaveras. No son coléricos, porque por milagro se les sube el humo a las narices,
como no se las halla.
[subirse el humo a las narices: encolerizarse]
Boca grande de oreja a oreja, significa tarasca o alnafe y mucha espuma sin freno.
Y estos paran bien, porque no solo no son desbocados, pero son boca todos.
[tarasca: especie de dragón que sacaban en las procesiones; alnafe: especie de hornillo]
Boca pequeña y fruncida, que hace hocico de hurón y parece oído,
denota escuridad en los dientes, y es como tener encías con saetera en lugar de ventana.
Boca en almíbar con humedad de balsa, que habla con perdigones y razones con zumo,
ondeada de jabonaduras, con la risa nadando en salivas, más necesidad tiene de enjugador
que de requiebro.
El que tiene manos muy grandes tendrá grandes dedos y diez uñas en entrambas;
y el que tuviere mucha mano, privará; y muchas manos, será valiente; y por el contrario.
Ojos vivos no huelen mal, y relucen;
los pequeños tienen niñas y los grandes mozas.
Ojos verdes y azules parecen pájaras y no mujeres.
Ninguna mujer que tuviere buenos ojos y buena boca y buenas manos puede ser hermosa
ni dejar de ser una pantasma, porque en preciándose de ojos, tanto los duerme y los arrulla
y los eleva y los mece y los flecha, que no hay diablo que la pueda sufrir.
Si tiene buenas manos, tanto las esgrime y las galopea por el tocado, tecleando de araña el pelo
y haciendo corvetas con los dedos por lo más fragoso del moño, que amohinará los difuntos.
Pues considérame la de buenos dientes, arrezagados los labios, con todas las muelas y dientes
desenvainados y en puribus los colmillos, muy preciada de regaño de mastín y a pique de la alma
condenada, y verás cuanto mejor es un neguijón fruncido, y unos ojos rezmellados, y una mano
de mortero, contenta con ser mano, sin introducirse en revoleteos, en sonajas, en pinzas y en
tarabilla de bullicios.
[dormir los ojos: entrecerrarlos como gesto de coquetería
en puribus: desnudos
neguijón: enfermedad de los dientes, caries
rezmellados: mellados, saltones
mano de mortero: juega con el sentido «majadero de mortero»,
para aludir a una mano rústica y grosera
tarabilla: metáforicamente charlatán, parlanchín]
Mujer con cara podrida como olla, donde hay con hocico de puerco y carne de vaca,
de todo en la escarapela de facciones, más preciada de bien prendida que los que
están en los calabozos, dama de la cárcel, muy presumida de los alfileres, pretendiendo
pasar por lindeza lo bigarrado, de puro bien prendida merece que no la suelten las Pascuas.
Y pues todo su caudal es ser solamente bien prendida, es razón que la llamen
«doña Escariote» y que sea conocida por el prendimiento, como Judas.
[olla podrida: la que tenía muchos ingredientes,
carnes de varias clases, embutidos, verduras
escarapela: riña ruidosa; metafóricamente alude aquí
a la mezcla de rasgos extravagantes
prendida: juego de palabras: adornada y prendida por la justicia
alfileres: llamaban también burlescamente a los alguaciles,
porque prendían como los alfileres
Pascuas: en las fiestas de Pascua se solía liberar a un preso]
Mujer tarasca y delincuente de cara, muy revesada de ojos, muy gótica de narices,
muy hética de labios, muy penitente de mejillas, muy escura de encías, con dentadura
de raja y frente tan angosta que el cabello sirve de cejas, si retrujere estas bellaquerías
vivas en lo discreto, cuando pida se le ha de dar audiencia y no joya; tenga cátedra y
no amante. Alábensele las cláusulas y las dotrinas, no el talle ni el rostro; tenga lugar
en las librerías y no en las voluntades. Y porque conviene que con ella se gaste muy
poco tiempo, queremos que en las visitas, ya que no sea oída ni vista, sea solo oída
y la vista huida.
[gótica de narices: de grandes narices
hética: flaca, enfermiza; o sea con labios finos y pequeños
Si intentara pasar estas fealdades como signos de sabiduría y discreción
librería: biblioteca]
Unas viejas en duda, que se usan, que se toman de los años como del vino,
y andan diciendo que la falta de dientes es corrimiento y que las arrugas
son herencia y las canas disgustos y los achaques pegados, y por no parecer
huérfanas de la edad llaman mal de madre el que es mal de agüela, decimos
que se les dé para su sustento una plaza de dueñas, que con esto serán viejas
y no dejarán ser mozas a las niñas a puros chismes, y tendrán venganza, ya
que no pueden remedio. Y las graduamos de mujeres de bacinica, que piden
para las otras.
[corrimiento: flujo reumático
bacinica: a veces significa el recipiente para echar
la limosna; alude también al sentido «orinal»]
Las mujeres que tienen las cejas en arco, y no ballesta, tendrán dos empestañas
en cada ojo, y serán bien miradas si las miran bien.
En viendo un tuerto puedes juzgar por esta ciencia que le falta un ojo.
Los bizcos son tuertos en duda, que no se sabe de qué ojo lo son.
El hombre zurdo sabe poco, porque aun no sabe cuál es su mano derecha,
pues la una lo es en el lugar y la otra en el oficio; es gente de mala manera,
porque no hace cosa a derechas.
Hombre corcovado no le trates y júzgale por mal inclinado, pues lo anda con la corcova.
Capón, que ni es hombre ni mujer y parece entrambas cosas, es gente intratable,
que ni merece ser hombre ni se atreve a ser dueña.
Quien tuviere pequeño pie es sin duda calzará menos zapato y tendrá menos zancajos
que le roan los maldicientes.
[roer los zancajos: murmurar de alguien]
Pie grande, que los gallegos llaman pata, si el que le tuviere dice riñendo que meterá a
otro en un zapato, lo podrá cumplir sin ser valiente.
[meter a alguien en un zapato: atemorizarlo, oprimirlo]
ζ
Por mucho que lo haya escrito Quevedo, esto es malísimo.
‘porque en preciándose de ojos, tanto los duerme y los arrulla y los eleva y los mece y los flecha’
Tal vez el tema no es muy apropiado, pero los hallazgos verbales son continuos. Es prosa, es satírica y burlesca.
‘El que tiene manos muy grandes tendrá grandes dedos y diez uñas en entrambas’ ‘Todo hombre calvo no tendrá pelo’
‘En viendo un tuerto puedes juzgar por esta ciencia que le falta un ojo’
Decir, repetir lo obvio por literatura, que no por ingenuidad.
El idioma es más rico en palabras y acepciones, y el discurso está siempre buscando decir -a veces no acierta, claro-
pero el número de alternativas que produce en cada cada cosa que quiere decir es altísima.
‘Las mujeres que tienen las cejas en arco, y no ballesta, tendrán dos empestañas’
-¿has oído en toda una vida de escuchar y oír el mismo idioma, distinguir entre arco y ballesta al hablar de las cejas de las mujeres?
Un saludo cordial
narcisodaa