hablamos con maría eloy-garcía

 

 

 

En nuestro deambular por el mundo poético malagueño hemos dado con una persona que concibe la poesía

desde un mundo tan personal como interesante. Sus respuestas me llevan a no intentar remedarlas, por mor

de que acaben siendo «otra cosa de la cosa». Hoy acercamos hasta Aforo Libre a María Eloy-García.

 

 

5 de marzo de 2015

 

entrevista: miguel ángel barba | fotos: aportadas por la autora

 

 

 

 

Aforo Libre: ¿Para qué «no sirve» la poesía?

María Eloy-García: Contestaría con una pregunta: ¿para qué no sirve la vida? De todas formas a mí me encantan las cosas que no sirven para nada. El valor de las cosas es solo una perspectiva pequeña.

A. L.: ¿Cómo llegaste a la poesía y cuáles fueron tus comienzos… Tus primeras lecturas y tus primeros pinitos?

M.E.G.: Llegué por intuición, por las ganas de que me quisieran, por leer mucho, por aburrimiento, por escasa vida social, por dolor y por felicidad máxima. Mis primeras lecturas fueron en la facultad con amigos.

A. L.: ¿y después… pasaste por colectivos poéticos, revistas…?

M.E.G.: Fue la universidad la que me hizo ponerme en contacto con gente que tenía las mismas inquietudes que yo. Allí hicimos algo parecido a un colectivo, allí hicimos algo parecido a una revista, allí hicimos algo parecido a congresos pequeños de poesía y allí mezclábamos todo tipo de géneros literarios y artísticos.

A. L.: ¿Donde has publicado y qué hasta ahora…?

M.E.G.: He publicado en Málaga: Diseños experimentales, editorial Monosabio; Metafísica del trapo, editorial Torremozas en Madrid; Cuánto dura cuanto en la editorial El gaviero, Almería (con segunda edición) y su versión italiana Cuánto dura quanto, Copertino, Lecce, Italia y Los cantos de cada cual en la editorial Arrebato de Madrid.

A. L.: Dicen algunos que poeta no es solo quien escribe, sino también quien vive como un poeta… O dicho de otra forma, la poesía no solo se escribe sino que se vive, ¿o habría que decir que se sobrevive a ella…? ¿o quizá todo es un mito?

M.E.G.: Complicamos las cosas demasiado cuando queremos dignificarlas. Yo creo que se vive conforme se es, como cualquier persona. Yo soy así, es muy sencillo: detenerme en las cosas de cada día y mejorar esa realidad que no me conforta. Hacer otro mundo del mundo cada vez y cada día, constantemente. La poesía es una forma de tunear el mundo para mí.

A. L.: ¿y… cómo es el día a día de un poeta?

M.E.G.: Cotidiano y especial.

A. L.: ¿En que se diferencia un poeta de una “persona normal”?

M.E.G.: Supongo que en nada y en todo. La mirada es clave y la tiranía de las sensaciones puesta al servicio de la belleza. Es una esclavitud y una obsesión compulsiva.

A. L.: ¿Cual es tu rutina, tu mecánica y tu método de escritura?

M.E.G.: No tengo rutinas para eso, en realidad me abruman la profesionalidad y la responsabilidad, así que me alejo cuanto pueda de ambos conceptos. Cuando sale, sale. Aunque si lo pienso el proceso de la intuición está arduamente trabajado en el interior constante de cada uno.

A. L.: ¿Eres de las que llevan siempre un bloc o papel para ir anotando todas aquellas ideas que van surgiendo da igual donde se esté? ¿Piensas como Pablo Picasso que «la inspiración existe pero tiene que pillarte trabajando… o como Umberto Eco que «Nada es más nocivo para la creatividad que el furor de la inspiración»?.

M.E.G.: Yo apunto las cosas para perderlas porque en realidad nunca las uso, es como un desahogo momentáneo. La inspiración, como la intuición, es horas de pensamiento acumuladas en la cabeza que vive de una obsesión trabajada 24 horas. La cabeza y su rapidez es clave, pero la mano es tan lenta, el cuerpo es tan relajado. Creo que mi alteración vital es la lentitud del cuerpo con respecto a la cabeza ardiendo en los mil caminos que podrían tomarse, y luego viene la mano para dejar por el suelo los cadáveres de la posibilidad en cuanto toma partido por una frase, un verbo, un estado.

A. L.: ¿Cómo nacen tus ideas… Piensas que las ideas «inspiradoras» solo nacen de las vivencias y estímulos que recibes y vas construyendo a lo largo de tu vida… O pueden fluir cuando menos te lo esperas incluso sin tener nada que ver con tu entorno y vivencias?

M.E.G.: El entorno con sus vivencias y sus estímulos son clave para cualquiera porque somos bichos sometidos a “la estupidez de la naturaleza” como decía Virginia Woolf; la clave es la representación de esas sensaciones y la reflexión sobre ellas. Por poner un ejemplo, a todos nos fascina un amanecer, pero su representación está tan manida que la experiencia estética no puede darse ya si la mostramos tal cual. Un amanecer está lleno de sensaciones (mañana de firma de hipoteca, mañana de recién casados, mañana de repetir rutinas, mañana de suicidio), allí se agarra uno para mostrar otra cosa de la cosa.

A. L.: ¿Cuales son tus referentes a la hora de escribir, «tus temas», de qué cosas escribes o puedes escribir y de cuales no, nunca, jamás…?

M.E.G.: Escribo del mundo en el que vivo: hipotecas, genética, supermercados, manos biónicas, frustración. No hay tema que no pueda ser susceptible de manejar, pero si tuviera que poner un ejemplo muy difícil de acometer para mí por recurrentes en la poesía serían: los mitos, la flora y la fauna, las barras de bar y todas esas cosas que nos han terminado de agotar gracias a poetas repetitivos y cansinos.

A. L.: ¿Buscas la creación de estructuras para tus libros, o escribes poemas de manera libre y el tiempo ya dirá o terminará destapando elementos y descubriendo aspectos que conforman unidades o relacionan entre sí a diferentes poemas?

M.E.G.: Si dijésemos que un poema es una mentira en contraste con la experiencia real: por añadir cosas para recrear la emoción que no formó parte de la realidad, por falsear hechos en función de la belleza; estructurar un libro forma parte de esa mentira. Yo nunca concibo un libro entero, bastante tengo con ir poco a poco sometiendo la urgencia de mi cabeza, así que luego los dispongo falsamente para que tenga un orden y un concierto conforme a lo que me gustaría que sintiese un lector. Es como disfrazar los poemas juntos de algo que no representaban por separado. Mentira todo, el arte es mentira, es un artificio así que es maravilloso. Puede ser cualquier cosa que quieras, no podemos conformarnos con poco desde luego.

A. L.: En plena sociedad de la inmediatez y la prisa, ¿de dónde saca tiempo un poeta para escribir…?

M.E.G.: La prisa, que es lo que menos vale del tiempo, no entra dentro de mis prioridades. Me trabajo cada día el detenimiento, soy así. Necesito mis momentos para detenerme y reflexionar y creo que todo el mundo debería hacerlo. La prisa es una imposición actual, como el estar constantemente activo y distraído. Yo prefiero aburrirme y es una elección, el aburrimiento es la madre de las musarañas y las musarañas ¡empiezan por la palabra musa! (lo acabo de descubrir). Es un juego de palabras idiota, pero no hacer nada abre abismos geniales.

A. L.: ¿Es o debe ser un poeta un comprometido con su tiempo… un militante de algo… implicarse socioculturalmente… piensas que la poesía debe ser «un arma cargada de futuro», o se puede ser poeta sin dejarse llevar por lo que acontece…?

M.E.G.: Si no eres hijo de tu tiempo no eres un artista completo, eso lo tengo claro. Un escritor define su mundo, el que le toca, ser sin tiempo es ser inane. Echemos la vista atrás y pensemos en cualquier escritor, se sabe de qué época es por su texto lleno de su mundo; así que estando en este difícilmente puedes evitar implicarte, todos los individuos llevamos en el interior nuestra época, estamos sometidos a las modas y a los modos. En un mundo que te cae mal, no tienes más remedio que contarlo.

A. L.: Pablo Neruda dijo que: La Poesía no es de quien la escribe sino de quien la usa… ¿Podríamos ligarlo con la pregunta anterior, no?

M.E.G.: No, no la podemos mezclar, es aparte. Como lectora un poema es como un mantra, yo me repito poemas de todas las épocas según el momento. Cuando salgo a la calle en un día de trabajo y hace sol me digo por dentro: ¿voy a regalarle al patrón una mañana como esta? (de Prevert) o me siento al solecito con una cerveza delante y pienso: al sol siéntate y abdica para ser rey de ti mismo (de Pessoa) o miro una puesta de sol y pienso: el azul no sabe qué postura tomar ante el rojo cruel del poniente (de Aleixandre) y así todo el rato, uso la poesía para redoblar el placer de vivir y de morir.

A. L.: ¿Es cierto eso que pienso a veces… que la poesía nos acorrala en un rincón de nuestras conciencias… hasta que escribimos y es entonces cuando nos deja escapar y nos libera… aunque solo sea por unos instantes, hasta que volvamos a sentirnos de nuevo atrapados por ella?

M.E.G.: Esa reflexión es excesivamente romántica, ahora sí la llevaría a la respuesta de arriba. Es el acto más vital que nuestra casquería interior puede. No está en un rincón, está abierta, forma parte de la vida del todo, es inmensamente abierta. Y no nos suelta jamás, el placer es adictivo.

A. L.: ¿Será verdad eso que dicen que la poesía solo la compran los poetas?

M.E.G.: Sí, desde luego, para medirse los endecasílabos a ver quién los tiene más largos. El ego es un valor importante en el mercado, mantenemos la venta aunque sea minoritaria. Por ego hacemos cualquier cosa, somos como putas del ego y luego nos basta con una simple caricia, pequeños bastardos somos.

A. L.: ¿Qué lee un poeta, o una poetisa como tú, que no se haya leído ya…?

M.E.G.: La gente es siempre más culta que yo, siempre me están descubriendo cosas nuevas, escritores nuevos, así que tengo poco que ofrecer. Ahora que estoy leyendo más prosa que poesía me tiene alucinada Giordano Bruno, me ha dado por las utopías que es una forma de criticar a tu mundo aliándote con la censura.

A. L.: ¿Está tocada y herida la poesía… o está más viva que nunca?

M.E.G.: Para mí está muy viva y cada día es más escénica. Ha descubierto que el discurso poético puede volver a ser dicho en público al más puro estilo vate.

A. L.: ¿Es posible la poesía colectiva o es más bien un acto «íntimo y discreto»?

M.E.G.: Es como tú quieras, hay gente que prefiere el placer colectivo (que tiene un plus de catarsis general) y hay gente que prefiere el onanismo. Yo mezclo, me gusta mezclar.

A. L.: ¿Cómo ves el nivel y la calidad de la poesía actual? Hay muchos poetas jóvenes contemporáneos, ¿cuáles destacarías o sientes más cercanos, cuyas obras poéticas te parecen más destacables o incluso más cercanas a la tuya?

M.E.G.: La poesía actual es muy rica, porque se ha pasado del salón de actos tedioso a la lectura más abierta y más plural. Tanto es así que podría citarte autores maravillosos carne de salón de actos antiguo, porque es su lugar y autores que no tienen publicado ni un solo libro porque son el espectáculo en vivo y su poesía pierde al ser leída en un libro. Me parece maravilloso que esto se esté dando. Podría citar a Mercedes Cebrián, Abraham Gragera, Josep Pedrals, Juan Andrés García Román, Batania y muchos más que me parecen el futuro.

A. L.: Volviendo al principio y a los orígenes, esos que nunca deben ser olvidados porque suponen nuestras referencias primigenias… ¿Algunos poetas de los de siempre que son imprescindibles y nadie debería dejar de leer nunca?

M.E.G.: Uf, son muchos y cada uno por alguna razón me parece eterno: Wislawa Szymborska, Pessoa, César Vallejo, Sharon Olds, Góngora, Oliverio Girondo…

A. L.: Y regresando al presente: ¿Algunos poetas actuales o contemporáneos que son imprescindibles y nadie debería dejar de leer nunca?

M.E.G.: Los mismos que te cité arriba y seguramente algunos más como Isabel Pérez Montalbán y Elena Medel.

A. L.: ¿Quién crees que deberíamos entrevistar para este espacio dedicado a la poesía y qué pregunta le harías?

M.E.G.: Isabel Pérez Montalbán. Le haría varias: ¿Crees que hemos recuperado por fin la palabra patria para volver a escribirla en un poema? ¿De todas las palabras manoseadas cuáles rescatarías para volver a darle un sentido nuevo? ¿Es esa la labor de un poeta comprometido con su mundo?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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