Y sé que soy inmortal,

sé que esta órbita mía no puede ser recorrida por un cepillo de carpintero,

sé que no me desvaneceré como la espiral que en la noche

traza un niño con un palo encendido.

 

Sé que soy augusto,

no torturo mi espíritu ni para que se justifique ni para que se haga entender,

veo que las leyes elementales nunca piden disculpas,

después de todo creo no comportarme con más orgullo

que el nivel que me sirve para asentar mi casa.

 

Existo como soy, eso es bastante,

si nadie en el mundo lo sabe, estoy satisfecho

y si todos y cada uno lo saben, estoy satisfecho.

 

Un mundo lo sabe, que es el más grande para mi, y ese mundo soy yo,

y si llego a donde me pertenece hoy o dentro de diez mil o de diez millones de años,

puedo aceptarlo con alegría ahora o puedo esperar con la misma alegría.

 

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Traducción de Manuel Villar Raso


 

 

 

 

 

 

 

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