[sólo un pequeño homenaje improvisado a WS.
No obstante, aprovechando este forzoso recordatorio al que nos ha obligado,
tal vez podríamos dedicarle más tiempo en los próximos días
y hacer un ciclo -ligero- que nos permita, por lo menos, leer sus poemas
más y menos conocidos.
En un mínimo perfil, WS sigue siendo un poeta con enorme prestigio
e influencia; Harold Bloom escribió algo como ·Los poetas de la escuela
de Wallace Stevens· que está traducido al español.
Con todo, sus cualidades poéticas no son las más atractivas: se considera
de lectura difícil y sus poemas no son suaves; casi todo lo valioso -que, se dice,
es mucho- aparece con las relecturas de traducciones buenas [es difícil de leer,
es difícil de traducir].
Lo que engancha del bueno de WS es su poderío, su profundidad: viene a ser como
que, en sus poemas, mete el brazo -hasta el codo- en la realidad y tira de las entrañas.
Como si estuviera asistiendo al parto de una vaca, al nacimiento de un mamón.
Sus lectores se hacen adeptos a él, quizá con más intensidad de lo que suele
verse con los otros poetas.
En fin, veremos en qué queda la idea de un ciclo WS, creo que es el tiempo: hace
poco más de un año hicimos un abordaje intenso pero breve; sería tal vez el tiempo
de abordarlo de nuevo.]
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