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isabel bono
brazos,
piernas,
cielo
se divide en 2 partes:
LA CHATARRA
DEL SILENCIO
DISTRITO ROJO
(Poesia (baile Del Sol))
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la chatarra del silencio:
El caso es que te reconocí de inmediato.
Inconfundible, me dije: el hombre del alambre.
FEDERICO DEL BARRIO
desde el principio lo sabes
vas a caer
la luz
el paisaje
dejan de importar
una mujer sin maletas
pregunta por la estación
las manos en los bolsillos
no quiere dinero
sólo quiere llegar a la estación
anotó en un cuaderno
hombres de piedra
niños de cal
no confiaba en su memoria
¿el miedo nos hará fuertes?
se preguntaba
como uve de pájaros
apuntando hacia el este
desbandada de recuerdos
y futuro
todos queremos un nombre
yo inventé el tuyo
tan lejos estabas
dame razones para no pensar
razones para usar la fuerza bruta
sin misión
libres de hambre
libres de ignorancia
libres de odio
tenemos derecho a equivocarnos
sin defensa
sin móvil
sin coartada
dos kilos menos
noche sin cena
en una habitación vacía
nueve metros cuadrados
de libertad
para auscultar paredes
fe de sábado por la mañana
café con leche
sofá y mando a distancia
seremos antenas de insectos
se acumula el trabajo
de pasear
más juntos y doloridos que nunca
salir a la calle
sin otro trabajo
que vagar sin objetivo
entretener el miedo
se convierte en superstición
nos dirán qué hacer
tú y yo parados
en el centro de la muchedumbre
uno piensa en una flecha
de alguna manera
el dolor desaparece
como la luz menguante
de los charcos
tener en la cabeza qué
de qué modo
para sacar después edificios con sombras
tráfico y transeúntes
llegará el frío a la velocidad de la luz
lo que me falta ahora
no es compañía ni silencio
es la voz que dice
ve y arriesga tu fortuna
camina sobre el agua
olvídate de sus manos
del tiempo perdido
y de este agosto sin tormentas
cuando él me mira
todo pasa la falsa
fiebre
los falsos desmayos
las falsas despedidas
todo lo que nos mueve
curiosidad hambre miedo
todo lo que nos ocurre
soledad
búsqueda
trincheras
un frío enorme
todas las fases del amor
el sabor del hierro
la sombra del laurel
la belleza de las antenas
en la luz de los charcos
empieza la vida
todo lo que nunca sabrán medir
cada vez que miro
demasiadas mentiras
demasiado permanentes
el calor del sol
la única verdad
a través de las hojas
perdido el equilibrio
queda la tierra
bajo mis costillas
el verano era mi casa
diré antes de caer
el tiempo posa pájaros negros
en las últimas antenas
ningún sol
es capaz de evaporarlos
donde la ciudad se detuvo
extensiones de la mentira
más tierra que sentidos
señales de humo
a través de los bosques
el arte de la paz
el devenir de la compañía
toda la noche el hielo
la única manera de temblar
del paisaje
de tu voz
no el sonido
no la mesura
no la estática
sólo el grito de los pájaros
descubriendo las dimensiones del cielo
del cielo
la velocidad del rayo
de la tierra la duda
¿de dónde la voz que dice ve
y me arrastra calle abajo
hasta el mar
para encontrar nada?
se ha puesto el sol
respirar otra vez salitre
tomar aire
nunca suficiente
en los pulmones
conciencia de estar lejos
equivocada
y sin monedas en el bolsillo
para llamarte
me gustaría mirar un árbol
y pensar en hombres condenados a muerte
seguir peces con el dedo
y descifrar el mensaje de algún dios
su existencia
daría cualquier cosa
por hallar algo de verdad
adentrarme
no en mí
sin esperar
sin temer
pero estás en todas partes
en las grúas con pájaros
en las cabinas sin línea
en todas las piedras
quiero humedad
no todos estos sentidos extenuados
no un mundo que se seca
quiero saliva y sudor
no la duda
quiero dos manos tercas
a pocos centímetros
del milagro
y lo veo llegar
más doloroso que nunca
cada noche era la misma
ahora tropiezo con ellas
la luz
desmoronando los vértices
nada al otro lado
y ese zumbido de abejas
debilitando mi sentido común
nubes de pájaros
atardecer negro
el viento se lo lleva
poca luz
ninguna mentira
toda la vida por delante
sé dónde estoy
tengo los pies en el suelo
hazme llegar
noche de lluvia
con los ojos cerrados
dormido o despierto
la vida no se detiene
otra vez la noche
anidándome de serpientes
las articulaciones
me dejo caer
en la mentira del insomnio
me urge dormir
y emprender la vida
anestesiada de los osos
mientras
en el centro de la tierra
una roca encendida
vela el sueño de los dinosaurios
qué suerte poder soñar
qué suerte poder recordarlo
el amor uno
dice y desea
que los amigos vengan
que el pasado sea sólido
bésame sin amor ni venganza
como si sólo sintieras
hambre
tu lengua
mis rodillas
el sabor del hierro
con el vientre pegado a la tierra
alzándose contra los vivos
el miedo
culebra amaestrada
por hombres cobardes
defendiendo su ancho territorio
óxido en el vientre
sin miedo
sin miedo
sin miedo
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