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alguna vez,
las líneas
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Alguna vez, las líneas
de este lenguaje comprimido
no moverán la misericordia
de un oído o un ojo. Para entonces
me habré perdido, no justificado
en una zona sin identificación posible.
Trabajos solitarios y extranjeros,
muescas en la dura madera de la mesa:
¿dónde estamos cuando nuestros trabajos
se desvanecen ante los rostros oscuros?
¿Dónde se mete el flautista
cuando la música cesa
y el público abandona la sala
hacia otros estruendos menos organizados,
cuando el oído y el ojo vuelven
a las palabras sueltas
y multiplicadas como una epidemia
bajo un estrépito de butacas que se despueblan?
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