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demografía
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El padre se levantó de la mesa y murió.
La madre arrojó los restos y los suyos a la basura.
El hijo mayor caminó hacia su propia música.
El menor devoró las uvas que abandonaron los otros.
La vida empezaba en todo momento, desde cualquier conclusión,
rabiando, empujando, sabiendo
que la posibilidad infinita de la muerte
tiene que estrellarse contra la suya.
Así ocurre que el alimento de la estadística
guarda el orden del fuego y el estiércol:
la familia termina de comer, se condena
pero no tolera el enjuiciamiento; se abulta
rompe el útero a dentelladas y razones,
crece, estalla por debajo y encima de las tumbas;
de manera que toda violación es una discordancia casual
y además basta con aferrarse los testículos
para afirmar una fe.
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joaquín o giannuzzi
de Las condiciones de la época
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