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corazón sin techo
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Cuando pienso en terminar el trabajo, cuando pienso en el trabajo terminado, una enorme tristeza me invade, una tristeza paradójicamente como la alegría.
Las circunstancias de su hacer se hacen a un lado, su ser toma posesión, como un inquilino en una casa alquilada.
¿Dónde estás ahora, corazón sin techo?
¿Atrapado en una bisagra u oculto tras un panel de yeso, como tus predecesores sin nombre ahora que han sido catalogados?
Es mejor no habitar en nuestra situación, aunque habitar en ella es profundamente refrescante. Como una cómoda cubierta de frutas y decantadores de vino.
Como un barrilete tridimensional a un barrilete plano. La intimidad del tropezón. La manera de respirar. La caricatura en la pizarra.
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