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myrtle
How funny your name would be
if you could follow it back to where
the first person thought of saying it,
naming himself that, or maybe
some other persons thought of it
and named that person. It would
be like following a river to its source,
which would be impossible. Rivers have no source.
They just automatically appear at a place
where they get wider, and soon a real
river comes along, with fish and debris,
regal as you please, and someone
has already given it a name: St. Benno
(saints are popular for this purpose) or, or
some other name, the name of his
long-lost girlfriend, who comes
at long last to impersonate that river,
on a stage, her voice clanking
like its bed, her clothing of sand
and pasted paper, a piece of real technology,
while all along she is thinking, I can
do what I want to do. But I want to stay here.
mirto
Qué divertido sería tu nombre
si pudieras rastrearlo hasta donde
el primero pensó en decirlo para
llamarse así, o posiblemente otros
lo pensaron para nombrar con él
a ese primero. Eso sería como
seguir un río hasta su fuente, cosa
imposible. Los ríos no tienen fuente.
Aparecen nomás de pronto en algún sitio
y se ensanchan, y pronto un verdadero
río se suelta, peces y deshechos,
suntuoso como a ti te gusta, pero
alguien le ha dado un nombre ya: St. Benno
(suelen usarse santos para esto)
u otro nombre, el nombre de su novia
perdida y añorada, que así adopta
al fin la personalidad del río
en la escena, su voz como su lecho
resonando, de arena y de papel
empastado sus ropas, pura tecnología,
en tanto ella no deja de pensar puedo hacer
lo que yo quiera. Pero yo quiero estar ahí.
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«Myrtle» by John Ashbery, from Notes from the Air. Ecco, 2007
versión de aurelio asiáin
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