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paseo marítimo

 

 

Con la mente ocupada en algo,

advierto bancos de hojas secas

zarandeadas por el viento, abalanzándose

como un perro a punto de tumbarse,

y una voz como la de mi madre que dice:

«Entonces vas a tener que aprender

a prescindir de ello. Son cáscaras las hojas».

 

En otra ocasión la voz me vuelve

a traer de no muy lejos.

Yo imaginaba hermanas, cómo domina una puerta

la larga vida de uno, que solo al final llega

a una «insensata coherencia»,

y para entonces uno ya ha pasado todas

las objeciones razonables,

y está solo.

¿Y cómo va a importarme si esta amplia silla

está hecha de monotonía, o si

la rara noche tuvo alguna parte en ello?

Es la hora del retorno a las oportunidades

que a uno no le ofrecieron, las que nos manchan de azul.

 

Todo el cálculo es un error.

Lo que el calibrador del califa redimió

no es para nosotros, tan remoto

al borde de los anillos de Saturno,

la caída, cuyo olor resuena y alivia

aunque sea un día cualquiera, como lo es

(farfullar de las calles y en lo alto),

aunque se adhiera quietud

al reverso, dé sus prerrogativas a conocer

otro día, el mismo día.

 

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promenade

 

 

My mind occupied by something,

I notice shoals of dry leaves

rattled by the wind, upsurging

like a dog that’s starting to lie down,

and a voice like that of my mother says,

«Then you’ll just have to learn

to do without it. The leaves are shells».

 

Another time the voice brings me

back from not too far away.

I was imagining sisters, how a door holds sway

over one’s long life, only coming at the end

to a «foolish consistency»,

by which time one has passed all

the reasonable objections,

is on one’s own.

And how can I care if this broad chair

is made of monotony, or whether

queer night had a hand in any of it?

It’s time to return to the chances

one wasn’t offered, that stain us blue.

 

All the reckoning is wrong.

What the caliph’s calipers redeemed

isn’t meant for us, far out

at the edge of Saturn’s rings,

the drop-off, whose scent echoes and soothes,

though it’s any day, as it is

(jabbering of the streets and above),

though quiet will adhere

to the reverse side, make its prerogatives known

another day, same day.

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john ashbery

de Un país mundano

versión de daniel aguirre oteiza

lumen

 

 

 

 

 


 

 

 

 

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