jon juaristi: poética
La poesía es literatura. Desde muy niño decidí escribir literatura,
no necesariamente poesía. La amistad con el poeta euskérico Gabriel
Aresti, bajo cuya influencia comencé a escribir poesía en lengua vasca
cuando aún no había cumplido quince años, tuvo mucho que ver en
mi temprana elección de este género.
Mi verdadero encuentro con la poesía moderna tuvo lugar, por en-
tonces, en la biblioteca inglesa de la Cámara de Comercio de mi ciu-
dad natal, donde descubrí a Yeats, Eliot, Auden, Spender, Austin Clar-
ke, Larkin y Betjeman. De los poetas españoles, creo que los que me
dejaron una impresión más duradera fueron Unamuno, Antonio Ma-
chado, Cernuda, Blas de Otero y Gil de Biedma. Años después leí Pa-
labra sobre palabra, de Ángel González, y quedé deslumbrado. Sobre
todo este exiguo cimiento construí mi Maestro: esa instancia imagi-
naria que uno se esfuerza en emular cuando escribe.
Cuando se trata con la poesía, hay que tomar precauciones. Se corre
el riesgo de confundirla con lo que no es (una religión, una forma de
vida…). Prefiero considerarla un entretenimiento, lo que se acerca, creo
yo, a su auténtica condición. Con el tiempo, he ido perdiendo la afición
a la lectura de poemas y me inclino más a frecuentar obras teóricas sobre
la creación poética. Sin embargo, me aburren los debates sobre la poe-
sía española actual. Cuando hablo de teoría, me refiero a aquellos libros
que quedarán como los grandes hitos del pensamiento poético de este
siglo que se acaba, y a otros menos conocidos como Purity of diction in
English verse, de Donald Davie o Idea della prosa, de Giorgio Agamben.
José Luis García Martín, un crítico y poeta al que debo mucho, sostie-
ne que el profesor que habita en mí es un desgraciado pedante lleno de
referencias librescas alemanas y enemigo de la imaginación y de la iro-
nía. Es posible que este profesor acabe por retorcerle el cuello al poeta
—no al poeta García Martín, por supuesto, sino al poeta Juaristi, un
tipo mucho más desagradable—, pero por ahora le permite seguir escri-
biendo versos durante las plomizas horas vespertinas de algún raro do-
mingo. Ahora bien, le tiene rigurosamente prohibido escribir poéticas.
antología consultada
de la poesía española
el último tercio del siglo
1968-1998
volumen CCCC
colección visor de poesía
visor madrid 1998
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Tenía entendido que la poética es la poesía que se dice a sí misma
sin nunca terminar del todo…
Esta poética son anécdotas en realidad. No es fácil escribir poéticas,
por lo mismo que no es fácil escribir buena poesía, y quizá la poética
que aparentemente no sirve para nada, precisamente por eso,
requiera un conocimiento más profundo de lo que significa la poesía
en sí misma.
Ángel