valero
julieta valero
los heridos
primera rosa civil
graves heridos
julieta primera rosa
valero civil
heridos civil
primera rosa civil
He aprendido a no llamar hambre
al alarido que me busca cada sobremesa.
He aprendido a sólo nombrar el amor
desde ciudades extrañas.
Acepto que la libertad florece con la caléndula
y se queda lo justo para que admiremos su
cintura
el resto del año es materia de combustión.
La salud consiste en dudar que exista
consiste en transmitir este cristal sin sueño
como una canción probable.
Ya no me duele mi transparencia en los
ministerios
ni esta naturaleza de cifra con que fuimos
ideados
ni la organización de los afectos respondiendo
a la receta de un idiota.
Su dolor no pudo ser mayor que el nuestro;
su dirección a nadie interesa.
Está la utilidad y están las preguntas de los niños.
Ya no conocéis palabra que alcance a ensuciarnos
la esperanza.
Valero, Julieta.
Los heridos graves
Musa a las 9
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