la sentencia

 

 

Amor mío,   

 

detenida como está tu enfermedad

en la contemplación de sus tejidos

y el poder alterador sobre todo cuanto toca,

exenta por presumida de su mala ralea

y exentos tú y yo de la noche que propina,

licenciosa y desocupada en dejarnos repetir

el milagro del amor con presente y sin destino

 

quiero proponerte que nos salvemos

al modo de los agnósticos y las mariposas

—ya sé, a donde llego por la ciencia y me desangro

hace tiempo que resides por la bala del instinto—

 

pero igual lo declaro:

 

me sean concedidas n veces más

tenerte en la sábana bufando,

n panes y peces de domingo,

n veces la sentencia que se aplaza con su beso nuclear,

n metáforas de la mitosis y la muerte para verla de

      lejos,

n refugios brotados a cuento de tu piel en la casa

n invocaciones al dios de la ternura y n renuncias

a dar respuesta al enigma.

No me quiten mi flor y me dejen su ceniza

no me pongan en la rama de la edad

con la interrupción por alimento y de tarea el olvido.

Me sea concedido el trayecto que merece todo lo

      mortal

y que mi pena disfrute de una infancia con prodigio.

 

 

 

 

 

 

julieta valero

de Los heridos graves

Editado: Musa a las 9 S L

2014

 

 

 

 


 

 

 

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