[ezcol_1half]
julieta valero
los heridos graves
editorial musa a las 9
El libro los heridos graves
tiene 2 grandes apartados:
-
los heridos graves
-
sobreponerse
los ingrávidos
es el último poema del apartado 2
[sobreponerse] y, por tanto, del libro.
A su vez, Los ingrávidos consta
de 5 partes
I Diferencial
II Magmáticas
III Centauro
IV La falla oral
V Poema perplejo
Así está la cosa.
[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]
los ingrávidos
I
diferencial
Me parece que el vientre de un hombre,
musgoso, tiene la llaga de lo que es preámbulo,
sabana, raíz visperal. Requiere compasión.
Va la mano como se va al terciopelo
y vuelve con su extrañeza.
A sus piernas también se acude a mirar lo que sobra
y la obra de hércules cansado; se encuentra
terquedad o amor a la vida
y esa extroversión de los músculos.
Sencillez que tanto alimenta.
A las mujeres se va por la hipnosis
o mejor quedarse en casa.
II
magmáticas
Magmática, noble en la perversión cuando más
y perversa en su lealtad y sus tetas. Todas.
Son lo único ubicuo y bondadoso
—qué sicosis la de dios—
la fábrica sin patrón, a menudo la belleza.
Como huirlas sería buscarse el silencio
mejor dejarlas que reinen en la imantación
en su maestría al danzar para que vuelvas
al calor de los treinta y siete grados
alegría placentaria…
No me hubiera importado ser la hija
de todas cuantas amé.
III
centauro
Me gustaría decir que son raíces del mismo verbo
y al fin se han encontrado
pero las piernas que se enredan
tienen más de catástrofe y adquirida espina.
Es la especie que reina en la sábana
por encima de la visión abdominal
del verdadero sexo, que está en la lengua
—y en cómo entiende su dominio
más allá de lo que excita abrir la boca
y hermanarse en otra exclamación—.
Las piernas que enredándose crecen
son un centauro de soledad.
IV
la falla oral
Ni se hace igual ni se siente lo mismo.
Una es buscar con la boca la perla
que está —doy fe— pero no existe
y durante el tanteo barbechar
las tierras menos favorecidas.
No es cueva, como dicen, ni el cielo
de este Concorde hacia la vida es azul.
Sobra el color allá arriba
el oxígeno es rémora
la lengua, cerebral
y la alegría ese torrente por la fibra.
No hay que olvidar, por cierto,
mirar de cuando en cuando
a la bóveda de esta suerte
y agradecerlo todo
la hemorrágica belleza,
la resurrección,
hasta el precio.
V
poema perplejo
Una vez al mes la mujer destella presente.
Eduardo MILÁN
La excusa de las diosas también es para mí
que vine con un déjà vu rentista
en las gargantas —por cierto, dos—.
Qué asunto de la propia fascinación.
Madurar lo que no ha de ser, precisamente.
Nadie escapa: fusa, blanca, pentabelleza perpetua
y que el universo se dé por aludido sin excepción.
Es un imposible enunciado pero pienso
en la dadora de infinito —que existe—
en la tragafuegos —peligrosa
por la verdad simultánea de madre—
en las destruidas (muchas)
que avisan con la tristeza de su piel…
Se tiene el universo ahí abajo
y se pasa el testigo, un trago de espejo.
Todo modo, queda en pie la perplejidad.
[/ezcol_1half_end]
ξ
0 comentarios