Escúchalo aquí recitado por Tomás Galindo
leopoldo maría panero:
condesa morfina
teoría
1973
III
condesa morfina
Y llegaron los húngaros bailando,
y ya era tarde
pero bajo la noche practicaron su arte
y en la noche tú, hermana,
me diste la mano.
(La gitana predijo y repredijo
pero la noche seguía su curso
y en la noche escuché tu abrazo
correcto y silencioso,
señora
hermosísima dama
que en la noche juegas
un blanco juego. (Hermosísima dama
serena y afligida
violeta nocturna
hermosísima dama
que la noche protege,
que en la noche vela
noche cándida y helada
(pura como el hielo
pura como el hielo eres tú, hermosa dama,
Madonna en el viento
hermosa y dulce dama
que me libras de pobreza
per amor soi gai
alegría de la nada,
hermosa dama
hermosa y dulce dama en mi
pensamiento
Tell me
I get the Blue for you
dime tus sombras lentamente
despacio como si anduviéramos
como si bajo la noche anduviéramos
tú que andas sobre la nieve.
Y aterido de frío, por el
Puente de Londres
–is going to fall–
por el puente de Londres, manos en los bolsillos
y el río debajo, triste y sordo
no era un dulce río
mis ojos apenas veían
pero sabía que mi hermana me esperaba
no era un dulce río
sopesando el bien y el mal en una fulgurante balanza
mi triste hermana me esperaba
Monelle
me cogió de la mano
poderosa e impotente como un niño
llamándome en la sombra, con voz escasa
con voz escasa y tus harapos blancos, llamándome en la sombra,
hermosísima dama.
Y con la mano
frágil y descarnada tú apagabas, y con el roce,
con el roce, en la sombra, de tus blancos harapos
tú apagabas las lágrimas
deshacías el dolor en pequeñas láminas
harapienta princesa,
tú me diste la mano.
(Y bajo la noche caminaba, buscándola a ella
por suburbios de Londres, a la niña harapienta
vista en todos los rostros de las prostitutas
un frío invierno de 1850
harapienta princesa.
De entre el sudor, la oscuridad, el miedo,
el temblor sordo de la vida,
su dura confusión, su almacenar sombrío
surgió aquella niña, aquel rostro que busco
aquel recuerdo triste y esta luz que rescata
una tarde de 1850
aquella niña
y en la habitación vacía
(y ya era tarde)
yo cojo el azul
para ti
aguja que excava la carne que ya no siente
y ya era tarde
pero bajo la noche practicaron su arte.
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