Nos sienten desde que nacemos y los corazones con más capacidad de amar
son los más sospechosos. Son esos los que cargan con el peso de una vida
que se consume entre atmósferas pesadas para que el fruto sea recolectado.
Así, sufriendo en silencio, van escribiendo su propio libro; callado flujo de
pensamiento que resbala por el desagüe de la razón.
Después, te vacían, mientras tu psique cuelga de no sé dónde. Caprichosamente
te bloquean para beneficio de una masa corrupta, que te ha inoculado casi todos
los padecimientos de los que has salido airoso creciendo, —sin saber que era una trampa.
En lo que a mí respecta ya no estoy loco, ya no tengo la luna presente.
Se ha desvanecido hacia su recuerdo. Vuelvo a soñar, ha vencido el amor.
Los hay que codiciosos van lejos en busca del misterio, pero con una actitud
correcta todo te puede pasar en la mesa de tu habitación.
Solo queda un vago recuerdo de mi yo estático caminando el abismo en el centro
del foco de la negatividad. Un viaje cuatridimensional en el que toda esa filosofía
extraída del roce de mi alma con el Tiempo, ha sido recogida por los alquimistas
dueños de esta situación.
Ya no estoy loco, ahora seguiré viviendo esperanzado, sabedor de un más allá
que nos vigila incansable para protegernos de los enemigos del amor.
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Propongo una explicación ( ) de este hermoso y potente texto,
tanto para hacerle justicia como para hacer justicia a la poesía,
aunque el autor no nos dice que se trate de un poema: simplemente
lo deja ahí para que lidiemos con él como podamos.
Diría, por denominarlo de alguna manera, que es un texto prepoético,
toda una serie de experiencias excepcionales que el autor nos cuenta
directa y voluntariamente, con un lenguaje narrativo, inteligible, emotivo,
cargado de sucesos extraños que nos extrañan e inquietan. Se escapan
a nuestro entendimiento algunas referencias, algunos matices, algunos
personajes, pero –en conjunto– podemos saber de qué nos habla,
aunque se trate de sucesos que no hayamos vivido nunca, que nos desbordan,
de situaciones extremas que sólo podemos, si acaso, imaginar.
Con todo, propongo que el texto no ha alcanzado la unidad o la unanimidad
del lenguaje poético, sino que se trata más bien de un material candente y
poderoso, pero prepoético.
No por ello es peor, con menos fuerza o menos hermoso que si fuera un poema,
simplemente que no es un poema.
Como lector del texto me da igual que sea o no sea un poema, pero como lector
de poemas no me da lo mismo, ya que no se trata –según mi criterio– de un poema.
Por ofrecer alguna explicación, aunque sea insuficiente, diría que el texto no ha
dado el salto al lenguaje poético, que es inesperado, imprevisto, creativo, innovador,
de manera que no hay distancia entre lo que cuenta y cómo lo cuenta y que, propiamente,
no pertenece al autor, sino que lo sorprende con palabras o versos que no esperaba,
que no sospechaba o que, incluso, no llega a comprender aunque sea él mismo quien
los ha escrito.
El tema puede dar mucho de sí, es del todo discutible y reaparece casi cada vez que
se plantea qué es eso de la poesía o del lenguaje poético. Sólo pretendo volver de nuevo
sobre el asunto con todo mi respeto por el texto de Los predestinados, que posiblemente
sea mejor que un poema que no hemos llegado a conocer y que nos hablaría también
de Los predestinados, pero desde otro lenguaje, desde la poesía.
ndalfonso