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de una virgen despechada
labra rosas en el pubis y cultiva ajos en la sangre
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[ezcol_1half] No es fácil en las márgenes del rostroel estupor terminal, la espera en paracaídas,
de verdad
no es fácil pintar niños sentados
en las abrasadas manos de lo que amanece
y no es fácil
tocar el vientre húmedo del odio. con los dedos y
decir es mía esta medalla.
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Estaba
allí
mismo sondeando
el vidrio de la
mañana sin ti
no
era fácil conocer los nombres de los ríos
y las gotas diurnas del corazón que no
se siente
ni una sola vez
porque la tierra calla como
un muerto
de días, la tierra calla, no sabe tu
nombre, no es fácil.
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Y recordar las cordilleras todas en que te perdí
una a una
con la música, los labios y
la biblia,
los libros y la caja de los vientos
puesta sobre mi cabeza,
derramados en mi cuello
así,
como una larga vena demasiado larga.
A las diez un equipaje equivocado llega
y lo vesti.mos con el odio en el encaje
y a la piel le salen disyunciones por·el forro
pero no hay sal, ni porvenir, ni
público
esperando.
Los recién llegados observan cómo me desnudo sin razón.
Es una condena. Opero sobre mi cuerpo. Nos conocemos
en la voz, en el canto de vestal y
en la carne roja
que pide silencio y temblor para la mañana y
la luz de la mañana, para un lecho qu’e no llega
y nos invade.
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Comienzo. Esta es la hora en que mi reino
señala la madera y sueno a tambor,
es el cajón que vuelve sobre sus pasos
hasta el llanto crecido como un río crecido,
como un río que nace de pronto entre los ojos
que de lejos son charcos
y el vegetal
asombro se hace viña
hasta el hígado
y aparece algún árbol y detrás un halcón
sobrevuela los pechos
y esos seres heridos de aliento y cacería
y el grito atroz del águila en mi boca imperfecta.
Desde el pubis la
estepa: Es de noche en las casas.
Se ve luz en el valle.
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