manuel vilas

 

gran vilas

 

capítulo III ciudad vilas

 

the vilas

 

 

 

the vilas

 

John Vilas tiene 27 años. Canta en una banda de rock and

roll. John vive en Detroit. Su primer disco, titulado “Vilas

One”, pasó completamente desapercibido. John odia Detroit

y está pensando en largarse a vivir a España, a la Costa del

Sol, a Málaga.

 

Hey, Vilas, take a walk on the wild side.

 

Ramiro Vilas tiene 42 años. Vive en Canal de Berdún,

provincia de Huesca. Es agricultor. Tiene un tractor al que

llama, en broma, “Mariano”. Cuando nadie le ve, le da

patadas con sus polvorientas botas —compradas en un

Carrefour— a las ruedas del tractor y le dice obscenidades

como “me has jodido la vida”. El tractor ni se inmuta.

 

Hey, Vilas, take a walk on the wild side.

 

Alonso Vilas tiene 87 años y vive en Madrid. Es sacerdote

jubilado. Vive en un Seminario. Desde su habitación oye los

coches que pasan por la M30. Le gustan los coches rojos.

También puede verlos. Se ha comprado en un bazar chino

unos prismáticos y ve los coches. Ve la cara de los conductores

y se asusta y se conmueve.

 

Hey, Vilas, take a walk on the wild side.

 

Cristo Vilas tiene 62 años y vive en Lima. Es peluquero y

homosexual célibe. Tiene cáncer de páncreas pero sigue

yendo a la peluquería todos los días. A veces, en mitad de un

servicio, se pone a temblar de dolor, suspira hondo y sigue

peinando al cliente.

 

Hey, Vilas,take a walk on the wild side.

 

Clermont Vilas tiene 54 años y es profesor de autoescuela

y vive en Lyon. Su padre murió hace mucho y Clermont vive

con su madre. Su madre le prepara un sándwich de cuatro

quesos con mortadela de Bolonia todos los días y Clermont le

da un beso en la boca antes de irse a trabajar a la autoescuela.

 

Hey, Vilas, take a walk on the wild side.

 

Godfried Vilas tiene 29 años y acaba de asesinar a su novia

en un piso de las afueras de Frankfurt. Tiene delante,

atemorizado, temblando, al amante de su novia, un hombre

maduro, y no sabe si matarlo también. Finalmente, decide

apuñalarlo como ha apuñalado a su novia. Godfried Vilas mide

1,91 y hace culturismo. Se queda mirando a los dos cadáveres

y se arrepiente de haberlos matado, pero se da cuenta de que

son hechos tan irredimibles como olvidables en poco tiempo.

Piensa en siete años y seis meses.

 

Hey, Vilas, take a walk on the wild side.

 

Rosario Vilas era una niña-mendiga que fue encontrada

ayer en un sótano de la Rambla de Catalunya. Era una gitana

muy morena y tenía once tristes años. Tenía el cráneo

reventado y los ojos metidos en la boca.

 

 

Eh, Vilas, que sirva este poema para que la gente recuerde

que los muertos también fuimos amor.

 

Hey, Vilas, take a walk on the wild side.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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